Los jefes de la diplomacia de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón y la UE se pronunciaron sobre los principales conflictos mundiales al término de una reunión de dos días de cara a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno el 7 y 8 de junio bajo la presidencia rotativa alemana.
"El tiempo en la política internacional es bastante tormentoso", dijo el anfitrión del encuentro, el titular alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. "El conflicto en el este de Ucrania está a solo dos horas de aquí".
Dos días después de un encuentro celebrado en Berlín para impulsar la paz en el este de Ucrania, el G7 apeló a las partes a cumplir el cese el fuego y la retirada de armas pesadas y particularmente a Rusia a hacer uso de "su considerable influencia sobre los separatistas para que respeten plenamente sus compromisos".
"Las sanciones no son un fin en sí, su duración debiera estar vinculada claramente a la plena implementación de Rusia de los acuerdos de Minsk y al respeto de la soberanía de Ucrania", aclaran.
Las potencias se dieron cita sin la presencia de Rusia, excluida del antes llamado Grupo de los Ocho en marzo de 2014 por la anexión de la península de Crimea.
"Reiteramos nuestra condena de la anexión ilegal de Crimea hace más de un año en violación del derecho internacional y reafirmamos nuestra política de no reconocimiento y de sanciones contra los involucrados".
Al mismo tiempo, resaltaron la "importancia de mantener el diálogo con Rusia", especialmente para conseguir una solución pacífica en Ucrania.
Rusia jugó un papel importante en el éxito del acuerdo preliminar para el control del programa iraní de enriquecimiento de uranio al que llegaron en abril los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania (5+1) con Teherán.
Irán fue el otro tema de peso que ocupó las deliberaciones a las que sumó hoy a último momento y por espacio de sólo tres horas el secretario de Estado norteramericano, John Kerry.
El político estadounidense se excusó de participar en la primera jornada para poder explicar los detalles del preacuerdo con Irán al Congreso en Washington, que finalmente accedió a no bloquear la capacidad de negociación del presidente Barack Obama.
Los ministros saludaron el acuerdo firmado el 2 de abril en Lausana, que servirá de base para un convenio definitivo. "Este acuerdo (definitivo) incluiría el levantamiento de sanciones por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", destacan con inusual claridad, pese a las resistencias que enfrenta aún Obama en su país.
"Llamamos a Irán a cooperar plenamente con la Agencia Internacional de Energía Atómica para la verificación de todas las actividades nucleares de Irán y a encarar las cuestiones pendientes, incluidas aquellas que tengan dimensiones militares".
Asimismo instaron a Teherán a contribuir a una solución política en Siria, respaldar el proceso de reconciliación en Irak y facilitar el diálogo entre las autoridades y los rebeldes hutíes en Yemen.
Respecto de Yemen, los ministros expresaron su pleno respaldo al presidente Abed Rabbo Mansur Hadi y subrayaron que sólo a través de la formación de un gobierno de unidad nacional bajo Hadi se podrá evitar el colapso financiero y la crisis humanitaria.
La declaración incluye una "fuerte" condena al régimen del sirio Bashar el Assad y la "profunda" preocupación por el hecho de que "Siria no ha declarado ni destruido por completo su programa de armas químicas".
También deploraron "los ataques, las atrocidades y abusos de derechos humanos" y "la destrucción del legado cultural y religioso" en Siria e Irak perpetrados por los fundamentalistas de Estado Islámico.
Además del documento final, los jefes diplomáticos emitieron sendas resoluciones para mejorar la ayuda internacional en la lucha contra el ébola y para combatir la piratería que amenaza en creciente medida el comercio marítimo internacional.
Tras compartir una cena en privado el martes, los titulares de Exteriores efectuaron esta mañana bajo un sol radiante una excursión en barco por el río Trave, cuyas aguas atraviesan la tranquila ciudad del norte alemán. Posteriormente celebraron sesiones en el flamante Museo Europeo de la Hansa, la liga comercial y marítima que encabezó Lübeck en la Edad Media.
El encuentro se celebró en medio de un fuerte operativo que contó con el despliegue de 3,500 policías. Más de 1,800 personas asistieron el martes a una marcha de protesta convocada por partidos de izquierda y colectivos anticapitalistas sin que se reportasen incidentes mayores.
A la reunión de Lübeck le sucederán una de los ministros de Energía, el 11 y 12 de mayo en Hamburgo, y de titulares de Finanzas y presidentes de bancos centrales, del 27 al 29 de mayo en Dresde, también preparatorias para la cumbre de junio en el castillo de Elmau, en la sureña región de Baviera.