Ante los datos Departamento de Estadística del Servicio Médico Forense, en donde se estima que en la Ciudad mueren aproximadamente 900 personas cada año en accidentes de tránsito, de las cuales el 60 por ciento son atribuibles al transporte público, principalmente a taxis y microbuses, la Presidenta de la Comisión de Juventud y Deporte de la ALDF, Beatriz Olivares exhortó al Secretario de Movilidad de la Ciudad de México para que informe sobre la totalidad de unidades (taxis, microbuses y autobuses) de transporte concesionado operan en la Ciudad.
También exhortó al secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México para que informe sobre el número de intervenciones que tuvieron elementos de la Secretaría a su cargo, para salvaguardar los bienes, la integridad y la vida de las personas usuarias de los trasportes concesionados en esta Ciudad, y que ambas Secretarías de forma coordinada, elaboren un programa que tenga como finalidad la extinción de robos y cualquier tipo de delito dentro de las unidades de trasporte concesionado en la Ciudad de México.
La legisladora precisó que los datos del Departamento de Estadística del Servicio Médico Forense indican que las muertes por hechos de tránsito más comunes son los atropellamientos, choques, volcaduras y la caída de vehículos en movimiento, ocasionadas principalmente por las constantes violaciones al Reglamento de Tránsito y el excesivo número de unidades (microbuses y taxis) que circulan en la ciudad.
Explicó que esta es uno de los motivos por los que la gente busca adquirir un vehículo particular, por la inseguridad que se vive a bordo de las unidades de transporte público, independientemente de otras situaciones aspiracionales o estatutarias.
Enfatizó que una encuesta realizada por una asociación civil especializada, sobre la percepción de los usuarios del transporte en el Distrito Federal, señala que las experiencias más desagradables en el transporte público concesionado están relacionadas con la inseguridad (38 por ciento), falta de cultura cívica en el transporte (11 por ciento), incomodidad (6 por ciento), contaminación (2 por ciento) y tráfico (2 por ciento).
En tanto, que para los usuarios de automóviles, su mayor preocupación en torno al transporte público es la seguridad (38 por ciento), lentitud en la movilidad (28 por ciento), falta de respeto (17 por ciento) y contaminación (10 por ciento). Otro aspecto que evaluó esta encuesta es la preferencia de las personas por determinado tipo de transporte público, ya sea concesionado u operado por el gobierno.
Destaca la preferencia por utilizar el Metro como principal medio de transporte (41 por ciento) por su rapidez (51 por ciento), seguridad (18 por ciento) y comodidad (16 por ciento). Con respecto al microbús (16 por ciento), destacaron su rapidez (52 por ciento) y comodidad (37 por ciento). El taxi, con 14 por ciento de preferencia fue señalado por cómodo (50%), rápido (29 por ciento) y seguro (20 por ciento).
Cuando a la gente se le preguntó qué transporte evita usar y las razones sobresalió el microbús con 27 por ciento por inseguridad (83 por ciento), incómodo 13 por ciento. Le siguió el metro con 23%, por incómodo 74 por ciento, lento e inseguro 13 por ciento. El taxi 11 por ciento, por caro 62 por ciento, inseguro 31 por ciento.
Al pedirles que evaluaran los aspectos negativos en el transporte, vuelve a surgir la necesidad de mayor entrenamiento y educación vial a los choferes. De tal manera que al responder cuál es el problema principal de los servicios públicos de transporte, la gente respondió que el personal operativo (33 por ciento), infraestructura (29 por ciento), seguridad (16 por ciento) y falta de organización de servicios comerciales (8 por ciento).
De esta forma, dijo que la red de transporte público en su conjunto muestra bajos niveles de servicio, reflejado en los tiempos de recorrido del viaje, costos sociales, costos energéticos, cantidad de transbordos, demoras, incomodidad, seguridad y una severa contaminación ambiental.
Beatriz Olivares consideró que aún cuando se ha logrado avanzar en la renovación del parque vehicular de microbuses y taxis, lo que en algunos casos ayuda, va mitigar en parte los riesgos de inseguridad, no se ha podido tampoco avanzar en el lado del cumplimiento de las normas de seguridad y de reglamentación vial, ya que la vulnerabilidad de las personas usuarias del transporte público es latente y se extiende hacia los peatones y hacia las personas que deciden utilizar otros tipos de movilidad como los ciclistas
En términos de seguridad, ésta se ve limitada a la cobertura que las aseguradoras hacen de las unidades, más no de las personas. En síntesis, resaltó, que los usuarios del transporte en la mayoría de los casos carecen de ciudadanía en las políticas de transporte, situación que se agrava por las lagunas legislativas en esta materia.
Por lo que destacó que resulta urgente establecer normas de calidad, seguridad y funcionamiento técnico del transporte de pasajeros, pues la mayoría de autobuses, microbuses, combis y automóviles de alquiler, violan hasta las reglas mínimas como el uso de luces en la noche y alturas mínimas del interior del vehículo, topes de velocidad y saturación de pasajeros.
Finalmente resaltó que es indispensable que las autoridades de todos los ámbitos, garanticen la estancia y tránsito seguro de las personas mediante la construcción de políticas públicas que combatan, entre otras cosas, la inseguridad de las usuarias y usuarios con dos objetivos claros: brindar una seguridad efectiva per se a las persona usuarias cautivas de este tipo de transporte, y; generar confianza paras las personas que utilizan el auto para que puedan utilizar todo tipo de trasporte público sin el pretexto de la inseguridad.