Ello se debe a que cada vehículo eléctrico utiliza cuatro veces más cobre que uno tradicional, a lo que hay que agregar que estos autos utilizan baterías de litio, del que Chile es uno de los principales productores del mundo.
Así lo expresó a Efe el economista Manuel Hidalgo, quien ha asesorado negociaciones entre empresas y sindicatos de la industria del cobre y que ve en China también otras señales paliativas a la caída del precio del cobre, como limitar de forma progresiva las compras de chatarra como insumo para su industria.
Cada vez que baja el precio internacional del cobre, en Chile se encienden las alarmas, pues el país austral es el principal productor de este metal en el mundo, con cerca de 6 millones de toneladas anuales, y sus exportaciones representan el 50 % de las ventas totales al exterior.
Además, la caída del precio del cobre tiene un fuerte impacto para las arcas del fisco chileno, que por cada centavo que pierde el precio promedio anual del cobre percibe 60 millones de dólares menos.
Para este año la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), había proyectado un precio promedio de 3.05 dólares por libra que necesariamente deberá revisar a la baja, dijo Hidalgo.
En lo que va del año, el cobre promedia un precio de 2.86 centavos, que para Hidalgo aparece como una cifra adecuada como proyección para el año.
"Ojalá no caiga más que eso", acota el experto, para quien la decisión china de aumentar la fabricación de vehículos eléctricos puede ayudar a contribuir a contener la baja del precio en buena medida.
De hecho, el gobierno chileno ha mostrado gran interés en esta variable, que fue una de las prioridades en la agenda del presidente chileno, Sebastián Piñera, en su viaje a China el pasado mayo.
Al mismo tiempo, el país ha adquirido ya más de un centenar de autobuses eléctricos para su sistema de transporte público, planea comprar otros 300 hasta fines de año, e incorporar más de un millar en cuatro años.
De hecho la italiana Enel, un actor importante en la generación y distribución eléctrica en Chile, se ha interesado en operar también en la electromovilidad.
Estos factores, según Hidalgo, pueden paliar la baja del cobre, pues la guerra comercial que afecta a la economía mundial no se resolverá en poco tiempo, pues ya no está limitada al comercio o a la disputa tecnológica, sino que se ha convertido en una confrontación geopolítica, en la que lo que está en juego es la hegemonía mundial.
El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, Rodrigo Saens, dijo a Efe que el impacto de este conflicto comercial es tan grande que hace que a pesar de que "el mercado mundial del cobre a día de hoy es deficitario desde el punto de vista de la oferta, su precio ha caído".
"China compra más o menos la mitad del cobre que se compra en el mundo", y que la guerra comercial "está desacelerando" la economía del gigante asiático y su demanda de cobre, que en consecuencia está bajando de precio, dijo el académico.
"Lo que pase con el precio del cobre a futuro va depender mucho de cómo se desarrolle el conflicto comercial entre Estados Unidos y China. Si el conflicto permanece, uno podría esperar caídas adicionales, pero si el conflicto se resuelve, el cobre debería volver a la media de los 3 dólares la libra", comentó Saens.
Sobre el desarrollo del conflicto, Hidalgo descartó que sea sólo una idea de Donald Trump, pues piensa que en Estados Unidos hay amplio consenso sobre ser la principal potencia, incluso entre instituciones o expertos vinculados al Partido Demócrata.
En China ocurre otro tanto, y aunque sus autoridades no están dispuestas a ceder, han desplegado una política de moderación estratégica para enfrentarlo, buscando nuevos mercados y socios comerciales, sobre todo en el campo automotor y tecnológico, opinó. el experto.