Holden, filial australiana de General Motors, se comprometió a cambio a destinar unos 1,045 millones de dólares (790 millones de euros) para seguir brindando trabajos en Australia de diseño, ingeniería y manufactura de coches en los próximos diez años.
Como parte de esta ayuda, el gobierno aportará unos 225 millones de dólares (170 millones de euros) y el resto de la financiación saldrán de las arcas de los gobiernos estatales de Victoria y Australia del Sur.
"Este financiamiento no es una limosna, es una inversión estratégica", dijo la primera ministra australiana, Julia Gillard.
La primera ministra también aseguró que el acuerdo de inversión conjunta representará una inyección de más de 4,150 millones de dólares (3,160 millones de euros) y apoyará miles de empleos en la industria automotriz.
Holden había expresado el gobierno el posible recorte de unos 12,000 puestos de empleos y la posibilidad de suspender sus operaciones en el país para 2016.
El presidente de GM Holden, Mike Devereux, subrayó que los nuevos fondos permitirán "competir a Australia contra otros países fabricantes de coches que protegen su industria con subvenciones o ayudas arancelarias", según citó el diario The Australian.
El gobierno australiano y el estatal de Victoria realizaron un acuerdo de inversión conjunta en enero pasado para mantener sus operaciones en la fábrica de Melbourne hasta 2016.
En el marco del Plan Nuevos Vehículos, el Ejecutivo australiano tiene previsto destinar más de 3,650 millones de dólares (2,760 millones de euros) para apoyar a la industria local de fabricación de coches que se ha visto golpeada por la fuerte apreciación del dólar local y la competencia de otros países.