"No hay una solución de dos monedas. Para el gobierno sólo hay una solución política", dijo Varoufakis a periodistas delante de su ministerio.
En los últimos días aparecieron informes, sobre todo en la prensa internacional, según los cuales Atenas se estaba preparando para la introducción de una moneda paralela debido a la creciente amenaza de una bancarrota estatal.
Una moneda paralela o complementaria podría ser el principio de la introducción de una nueva moneda. El estado entrega en esos casos pagarés (IOU, por "I owe you", "te debo" en inglés) con los que se pueden pagar en el país deudas, jubilaciones y sueldos. Atenas tiene cada vez más dificultades para reunir los fondos para cumplir con sus obligaciones en el interior y el exterior.
El ex economista jefe del Deutsche Bank Thomas Mayer, quien ya había sugerido una moneda paralela para Grecia en 2012, había confirmado al diario alemán Handelsblatt que se había reunido a fines de abril en Atenas con Varoufakis y el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras. El economista dijo que hablaron de "la actual situación en la eurozona y una propuesta anterior de una moneda paralela". Mayer sugirió en 2012 a Grecia la introducción de una segunda moneda además del euro y la bautizó "geuro".
De acuerdo con las cifras de la Unión Europea (UE) difundidas hoy, el producto interior bruto (PIB) de Grecia se redujo por dos trimestres consecutivos.
En los primeros tres meses de 2015, el PBI griego registró una contracción de trimestre a trimestre del 0.2 por ciento después de una caída del 0.4 por ciento en el cuatro trimestre, indicó la oficina de estadísticas de la UE, Eurostat.
Se considera que una economía está en recesión cuando se contrae por dos trimestres seguidos.
Jeroen Dijsselbloem, ministro de Finanzas holandés y actual jefe del Eurogrupo, llamó a Grecia a hacer más progresos en los planes de reforma necesarios para alcanzar un acuerdo para destrabar 7,200 millones de euros (8,150 millones de dólares) en fondos de rescate.
Grecia tiene de plazo hasta fines de junio para negociar las condiciones con sus acreedores internacionales y acceder a las ayudas. Sin embargo, en declaraciones a la televisión holandesa, Dijsselbloem dijo: "El tiempo realmente se está acabando".