El ritmo anual de crecimiento se situó además en el 2,6%, según el primer cálculo oficial que hace esta oficina de la evolución del Producto Interior Bruto.
La primera economía del mundo había registrado caídas intertrimestrales del 0,4% y del 0,1% en los dos primeros trimestres del año, lo que se considera recesión técnica.
El aumento del PIB fue posible por una mejora de las exportaciones y del gasto de los consumidores, así como de la inversión no residencial y del gasto público tanto federal como estatales y locales, que compensaron en parte el decrecimiento en la inversión residencial y en otras inversiones.
En un análisis más detallado, la BEA muestra que hay muchos componentes de la economía que todavía no se están recuperando, como es el caso del consumo de los hogares en un momento marcado por la elevada inflación.
La estadística explica en este sentido que el gasto de los consumidores mejoró por el aumento del gasto en servicios, como los de salud o los viajes, pero el consumo de bienes descendió.
En este último caso bajó sobre todo el gasto en automóviles, y también el destinado a alimentos y bebidas.
En cuanto al aumento del gasto público se debió sobre todo al mayor gasto en defensa en el caso del Gobierno federal, y en el aumento de las compensaciones a empleados por parte de los gobiernos estatales y locales.
La bajada de la inversión residencial se notó sobre todo en las construcciones familiares y en las menores comisiones de los vendedores inmobiliarios.
La menores inversiones se dieron más que todo en el comercio.
La vuelta al crecimiento se ha producido en un contexto marcado por la elevada inflación y las consecuentes subidas de tipos de interés o los problemas en la cadena de suministro, pero también por un desempleo bajo y un fortalecimiento del dólar.
La BEA no se aventura a calcular los efectos que estos factores, ya sean positivos o negativos, han podido tener sobre el PIB, y recuerda que se trata del primer cálculo sobre la evolución económica, que puede variar en los cálculos posteriores.
En cualquier caso, el dato positivo conocido hoy, que supera las expectativas de economistas y mercados, da un respiro a la Administración que preside Biden en un momento político clave, a menos de dos semanas de las elecciones de medio mandato.
En un comunicado, Biden reprochó a los "agoreros" que se han pasado meses argumentando que la economía estadounidense estaba en recesión, y también arremetió contra los republicanos que "apostaban por el retroceso".
"Hoy tenemos la prueba de que la recuperación económica sigue avanzando", dijo Biden, quien aseguró que la prioridad de su gobierno ahora es disminuir la inflación su "principal reto económico".
Insistió además en su mensaje político al asegurar que mientras su gobierno trabaja por la contención de los precios, los republicanos tienen "otra agenda" para el Congreso, que pasa por recortar impuestos a los ricos y las grandes corporaciones y que los hogares asuman un mayor coste de la energía o de productos como los medicamentos.
La situación económica y la elevada inflación son precisamente los dos factores que más van a pesar en el voto de los estadounidenses según coinciden en señalar la mayor parte de los sondeos.
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