Así se desprende del último informe trimestral del Banco de Pagos Internacionales (BPI), con sede en la ciudad suiza de Basilea, en el que analiza la economía mundial y la actividad bancaria y financiera internacional entre principios de diciembre de 2010 y la última semana de febrero de 2011.
Los precios del petróleo se dispararon la última semana de febrero, superando ampliamente los 100 dólares, por el temor a que la rebelión en Libia pudiera contagiarse a otros productores de crudo mayores en la región e interrumpir la producción global de petróleo.
El Banco Central Europeo (BCE) anunció inesperadamente a comienzos de este mes una posible subida de su tasa de interés rectora (ahora en el 1 por ciento) en abril y como consecuencia han subido los tipos de interés interbancarios.
Sin embargo, los mercados descuentan que la Reserva Federal estadounidense (Fed) subirá su tasa de interés (ahora entre el 0 y el 0.25 por ciento) en la primera mitad de 2012.
El deterioro de la situación política en Libia paró la producción de petróleo de este país en más de la mitad, lo que provocó considerables saltos en los precios de futuros del crudo y al contado, en este último caso hasta niveles no vistos desde hace dos años.
En general, ya se había producido una subida de las expectativas de inflación a corto plazo, -que habían descendido durante la crisis-, por las perspectivas de mayor crecimiento en las economías avanzadas y el fuerte encarecimiento de las materias primas y los alimentos.
El BPI destaca que la preocupación por que la demanda de alimentos supere la oferta en algunos mercados clave ha sido posiblemente un factor importante en el incremento de las expectativas de inflación.
La producción global de algunos alimentos ha caído como consecuencia de las inundaciones en Australia y las malas cosechas por el mal tiempo en Ucrania, Rusia, China y Pakistán.
El mayor impacto ha sido en el trigo, que es una de las materias primas más afectadas.
No obstante, los precios de los futuros indican una previsión de aumento de la oferta de alimentos y de que los precios se estabilicen después de este año.
A diferencia de los precios de los alimentos, el incremento de los precios de la energía y los metales parece estar impulsado por presiones sobre la demanda a largo plazo por el ritmo de crecimiento global esperado.
La crisis en el norte de África ha elevado todavía más estas expectativas de inflación a corto plazo.
Las perspectivas de inflación han subido notablemente en China, donde la inflación se situó en febrero en el 4.9 por ciento y el Banco Popular de China ha elevado el coeficiente de caja para los bancos en enero y febrero hasta el 19.5 por ciento y la tasa de interés hasta el 5.75 por ciento.
Los tipos de interés se sitúan en India en el 6.5 por ciento y en Brasil en el 11.25 por ciento.
Los inversionistas comenzaron a temer los efectos de una restricción de la política monetaria ante el aumento de la inflación, como reflejan la bajada de las cotizaciones bursátiles y los precios de la deuda en algunas economías emergentes.
Además, se han producido salidas de capitales desde los mercados bursátiles de Asia y Latinoamérica y entradas en los de las economías desarrolladas.
"Durante la última semana de febrero, la confianza de los inversionistas sufrió un duro revés, conforme crecía la preocupación por las consecuencias de la agitación política en África del Norte y Oriente Medio", según el BPI.
Este cambio se vio claramente en los mercados globales y llevó al franco suizo, considerado una inversión segura, a apreciarse frente al dólar.
Además, la volatilidad en los mercados bursátiles, un indicador de la percepción del riesgo, ha dado un salto de dos tercios.