El mandatario presentó su renuncia la madrugada del jueves, a unos meses de que finalizará su gestión el próximo 14 de enero de 2016.
Las movilizaciones ciudadanas, sin participación de dirigentes políticos o partidos, comenzaron el 16 de abril cuando se desarticuló un grupo criminal dedicado al contrabando y la defraudación tributaria y siguieron hasta este día de la renuncia presidencial, la primera en la historia contemporánea de Guatemala.
Por una investigación del llamado caso de “La Línea”, a cargo del Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), dependencia de Naciones Unidas, se capturó a 21 personas, incluidas las máximas autoridades de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT).
Las autoridades señalaron como cabecilla de la estructura de corrupción a Juan Carlos Monzón, prófugo, quien fungía como secretario privado de la vicepresidenta Roxana Baldetti.
Desde el 16 de abril comenzaron las manifestaciones en que se exigía la renuncia de Baldetti y del presidente Pérez Molina, por considerarlos responsables de la corrupción en la autoridad recaudadora de impuestos.
La presión de la movilización ciudadana llevó a la renuncia, el 8 de mayo, de la vicepresidenta Baldetti, que fue capturada y se encuentra en prisión desde el 21 de agosto.
El mandatario en cambio se aferró al cargo, pese a la intensidad de las manifestaciones callejeras, que terminaban siempre ante el Palacio Nacional de la Cultura, ex sede del gobierno, en la Plaza de la Constitución, centro histórico de la ciudad de Guatemala.
El pasado 27 de agosto se efectuó la manifestación más numerosa, acompañada de un paro de labores de comercios medianos y de corporaciones como MacDonalds, Burger King, Pollo Campero y la Cervecería Centroamericana, entro otros.
Las movilizaciones ciudadanas, convocadas por redes sociales y en las que participaron numerosas familias, fueron especialmente festivas con quema de cohetes, cuando se retiró la inmunidad al presidente Pérez Molina por parte del Congreso.
El jueves 3 de septiembre, día histórico para los guatemaltecos, se produjo al fin la renuncia del presidente Pérez Molina, luego de que el juez a cargo del caso libró una orden de aprehensión en su contra.
Los guatemaltecos se reunieron desde la madrugada ante el Palacio Nacional para celebrar la renuncia del mandatario, quien horas después compareció, sin fuero, ante los tribunales para responder por las acusaciones de su participación en “La Línea”.