La página web del ex piloto de Fórmula 1 sigue adornada por los logotipos de sus seis patrocinadores oficiales en señal de fidelidad. Pero hasta ahora, esa es la única certeza en torno a Schumacher, que sus patrocinadores lo apoyan.
Su estado de salud, en cambio, sigue entre interrogantes para los cientos de miles de aficionados que le envían sin pausa mensajes de cariño y deseos de recuperación. Un contraste con los comunicados sobre Schumacher, publicados con cuentagotas y limitados siempre al estricto presente, sin contemplar ninguna posibilidad futura.
Schumacher, quien el 3 de enero cumplirá los 46 años, lucha con las secuelas de un accidente de esquí en Los Alpes franceses que lo dejó cuatro meses en coma. Las últimas informaciones apuntan a que está inmóvil en una silla de ruedas, pero nadie se aventura a especular sobre su futuro, todo un misterio.
El heptacampeón de la Fórmula 1 sufrió un traumatismo de cráneo al caer y dar con la cabeza en una roca cuando esquiaba a baja velocidad el 29 de diciembre de 2013 en la estación invernal francesa de Méribel.
El ex piloto estuvo internado en dos hospitales -Grenoble y Lausana- antes de ser trasladado en septiembre a su casa a orillas del Lago de Ginebra.
Según el diario Bild, la mansión en la que viven también su mujer, Corinna, y sus hijos, Gina Maria y Mick, fue transformada en una especie de centro de rehabilitación y un equipo médico compuesto por unas 15 personas asiste al deportista en la lucha por volver a la vida normal.
La suerte de uno de los deportistas más famosos mantuvo en vilo a la opinión pública desde los primeros días. Hubo varios intentos de entrar en la habitación de Schumacher, uno de ellos de un sujeto disfrazado de sacerdote. Parte de la historia clínica del paciente fue sustraída de la clínica y ofrecida a la venta a periodistas.
La familia de Schumacher pidió desde el accidente que fuera respetado su deseo de privacidad y su portavoz, Sabine Kehm, se limitó a comunicar que el ex corredor está haciendo progresos, pero que tiene una larga recuperación por delante.
Sin embargo, algunas declaraciones hacen intuir la difícil etapa que atraviesa el ex corredor, una persona que siempre cuidó su estado físico.
"La vida después de un traumatismo craneoencefálico está dividida en etapas. Hará progresos, es lo que esperamos, pero para ello necesita tiempo. Como en otros casos, se puede hablar de una escala temporal que va de uno a tres años", estimó en declaraciones a la emisora RTL France Jean François Payen.
El jefe de reanimación y anestesia del hospital de Grenoble atendió a Schumacher tras el accidente y lo visita con regularidad "para ver los avances que hace".
También el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo y antiguo jefe de Schumacher en Ferrari, Jean Todt, afirmó que el estado de salud del alemán está mejorando.
"Podemos decir que probablemente nunca pueda volver a pilotar un coche de Fórmula 1. Pero está luchando. Su estado mejora, lo que es igual de importante que el hecho de que esté en casa con su familia", dijo a RTL el francés, bajo cuyas órdenes Schumacher conquistó cinco títulos mundiales.
Los mayores detalles salieron de boca de un colega de Schumacher, el francés Philippe Streiff, quien quedó paralítico tras un accidente en una prueba en 1989.
"Schumacher está mejor, pero todo es relativo. Es difícil, porque no puede hablar. Está paralizado y tiene problemas de memoria", dijo Streiff a la radioemisora francesa Europa 1, la primera en informar sobre el accidente del alemán. Sin revelar la fuente de esta información, agregó que el alemán se comunica a través de los ojos.