En pie de guerra contra los bocinazos en Casablanca

En pie de guerra contra los bocinazos en Casablanca

Convertir la bulliciosa Casablanca, con su tráfico estresante, en una ciudad más agradable para vivir es lo que se propone una campaña ciudadana que busca adeptos para convocar en la capital económica de Marruecos "la primera jornada nacional sin claxon".

Desde principios de enero, la iniciativa trata de hacerse oír entre el ruido de las bocinas que usan en todo momento automovilistas y taxistas en las arterias de esta metrópolis de más de tres millones de habitantes, la más poblada del norte de África después de El Cairo.

"Se oye vagamente en las autoescuelas, pero nadie le ha dicho a la gente que no está bien usar el claxon. Todo el mundo lo usa sin cesar", explica a Efe una de las responsables de "Casablaklaxoon" (Casablanca sin claxon, en árabe marroquí), Salma Benjelun.

En su particular batalla por un tráfico más reposado, la campaña da a conocer que, cada vez que un conductor decide hacer uso de él, el pitido de la bocina alcanza los 95 decibelios y supera así, levemente, el umbral de peligro (cifrado en 90 decibelios), lo que conlleva un riesgo para la salud.

El objetivo de "Casablaklaxoon" no es otro que "sensibilizar a todo el mundo y llamar la atención sobre el hecho de que la bocina debe ser utilizada con moderación", detalla Benjelun, que quiere que los conductores "reflexionen un momento antes de recurrir al claxon".

Ardua tarea en una ciudad que vive de embotellamiento en embotellamiento y cuenta con una flota de cerca de 15.000 taxis, víctimas a menudo del pitido de otros conductores cuando se hacen a un lado de la calzada para dejar a sus pasajeros o recoger nuevos clientes.

"La gente conduce de manera salvaje. Lo usan como un medio de expresión", se quejó a Efe el taxista Mohamed El Alami al ser informado de la campaña por una de los activistas.

"¿Ve cómo ya empiezan? Es vergonzoso", exclama otro chófer en referencia a algunos vehículos que hacen sonar el claxon incluso antes de que el semáforo pase a verde.

Para acabar con hábitos como estos, las acciones a pie de calle son esenciales para la causa, y los taxistas son precisamente uno de sus objetivos principales.

"Una vez por semana nos organizamos para ir a las estaciones de taxis y les explicamos que el claxon les afecta psicológica y físicamente", detalla Benjelun, que también hace campaña en el interior de los taxis.

La idea es que ellos usen menos la bocina y que, además, peguen en la ventanilla trasera del coche una de las calcomanías de la campaña, que muestra a un hombre sonriente tirando un claxon a la papelera, para sensibilizar a los conductores que vayan detrás suyo.

Otra de las claves es la presencia en internet: el blog (casablaklaxoon.com) de la iniciativa se hace eco de estudios científicos como uno de la Organización Mundial de la Salud, que advierte de que la contaminación sonora, entre otros efectos, aumenta la agresividad y disminuye la concentración de quien la sufre.

"Casablaklaxoon" se vale además de las redes sociales como altavoz de su causa. Una página en Facebook con más de 250 seguidores, fotos en Flickr, mensajes cortos en Twitter y vídeos en Youtube: todo sirve para mostrar que las bocinas no faltan en la ciudad en todo atasco que se precie y para crear debate al respecto.

"Curiosamente, las chicas son las más numerosas en nuestra página de Facebook", revela Benjelun, que dice que ellas se sienten más agredidas por el sonido del claxon cuando conducen, ya que invade un espacio en el que están a su aire.

"Pero cuando preguntamos a los taxistas, dicen que son ellas las que utilizan más el claxon", puntualiza.

Mientras la puesta en marcha de un tranvía, prevista para finales del año que viene, no permita descongestionar mínimamente el tráfico de Casablanca, la intención es consensuar entre todos los miembros del grupo de Facebook una fecha para convocar la "primera jornada nacional sin claxon".

Y es que reservar el claxon para los casos estrictamente necesarios, en que se deba advertir de algún peligro a viandantes y otros conductores, está en manos de cada ciudadano de Casablanca.

"Es algo que depende de nosotros, sólo depende de los ciudadanos, nadie lo hará en nuestro lugar", sonríe Benjelun.

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