"Este proyecto comprometerá el país con un préstamo muy pesado y es el ciudadano quien pagará al final los servicios de la deuda", aseveró Sion Assidon, un militante marroquí en la Iniciativa BDS, una de los promotores de la campaña "Stop TGV" (por sus siglas en francés) de recogida de firmas contra el proyecto.
Para el financiamiento de esta línea, que será operativa en 2015, Francia concedió a Marruecos un préstamo de 920 millones de euros, ya que la compañía suministradora de los 14 trenes es la francesa Alstom, que consiguió el contrato en adjudicación directa y sin licitación pública.
Para el resto de financiación han aportado préstamos el Fondo Saudí, el Fondo de Abu Dhabi, el Fondo Kuwaití y Fondo Árabe para el Desarrollo Social y Económico, mientras que el Estado marroquí participa con 414 millones de euros (más 86 millones del Fondo Hasán II).
Assidon explicó que el presupuesto de inversión destinado para tal proyecto podría haber servido para construir "un tren en Ouarzazate (ciudad del sur del país) o 25 centros hospitalarios" que según él son "más prioritarios que el tren de alta velocidad".
El activista marroquí criticó el no respecto de las reglas de competencia durante la adjudicación del proyecto, así como la no realización de un estudio de viabilidad anterior a la firma de dicho proyecto.
Asimismo, Assidon lamentó que tal decisión que "afectará al ciudadano" marroquí fue tomada sin que existiera un "debate público".
Los autores de dicha iniciativa proyectan convocar varias conferencias para sensibilizar a los ciudadanos, así como pedir una reunión con los responsables del sector ferroviario marroquí.
El tren de alta velocidad ha sido visto como un empeño personal del rey Mohamed VI, que inauguró las primeras obras el pasado septiembre en Tánger en compañía del presidente francés Nicolas Sarkozy, quien se desplazó expresamente a Marruecos para la ocasión.
El magno proyecto, en el que están interesadas empresas españolas en sus fases posteriores (tendido eléctrico y de vías o ingeniería civil), fue criticado también por el islamista Partido Justicia y Desarrollo, pero desde su llegada al gobierno y la asunción de varios ministerios sus críticas cesaron.