"Todo el ferrocarril belga se ha visto afectado, ya sean trenes de viajeros nacionales, internacionales o de mercancías", ha indicado el gestor de la red férrea Infrabel.
La huelga comenzó el martes a las 20.00 GMT y terminará hoy a la misma hora, habiendo registrado una gran participación.
Ese seguimiento del 85 por ciento, sin embargo, no sería real según la empresa nacional de ferrocarriles SNCB, que asegura que un buen número de los empleados deseaba trabajar pero no pudo hacerlo por los piquetes.
Según la compañía, dos de cada tres maquinistas en la región de Flandes (norte del país) tenían intención de acudir a su puesto de trabajo, mientras que en Valonia (sur) la mitad habrían señalado su disposición a trabajar.
El paro, la decimoquinta acción de protesta en el ferrocarril belga en los últimos dos años, ha sido duramente critica por la patronal, que ha defendido en un comunicado la introducción de servicios mínimos en casos de huelga en los transportes.
La ausencia de trenes no ha provocado los atascos masivos que se esperaban en las carreteras belgas, aunque sí se ha registrado un tráfico muy denso, consecuencia también de las fuertes lluvias.
La reforma de la SNCB está en el centro de la protesta, ya que los sindicatos defienden una estructura "integrada" de la empresa, mientras el ministro de Empresas Públicas, Paul Magnette, está a favor de la supresión de algunas de sus filiales.
Actualmente, el sector ferroviario belga está gestionado por tres empresas diferentes: SCNB (encargada del transporte de mercancías y pasajeros), Infrabel (responsable del tráfico) y SCNB-Holding (gestora de los recursos humanos y la deuda de la compañía).
La propuesta del gobierno belga se basa en la eliminación de la empresa SCNB-Holding y el traspaso de sus competencias a las dos restantes.