Santiago de Chile, Ciudad de México, Medellín, Bogotá, São Paulo, Buenos Aires y La Paz, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud, son ciudades latinoamericanas cuyo aire es el más contaminado del subcontinente. En Latinoamérica, más de 150 millones de personas radican en zonas donde se exceden los límites de contaminación del aire recomendado por organizaciones internacionales. La gravedad en algunas de estas urbes llevó a que en 2017 debieran tomarse medidas de contingencia, como fue el caso en Santiago de Chile, Ciudad de México y Medellín.
Bogotá, Rosario y Río de Janeiro son tres casos ejemplares de ciudades donde la adopción de las bicicletas (para la primera y la última milla) ha tenido mayor éxito gracias a infraestructura dedicada y robusta.
Alternativas orientadas a mejorar la calidad del aire y los problemas de transporte urbano deben ser complementarias si se desea tener un impacto importante en la región: introducción de vehículos eléctricos (electromovilidad), mejora en calidad de combustibles y estándares de emisiones para las tecnologías vehiculares, aumento de desplazamientos en bicicleta y a pie (desmotorización), incremento del uso de los transportes públicos. En materia de viajes realizados en las principales áreas metropolitanas, tiene particular importancia el transporte público en Latinoamérica, al representar 40 por ciento; pero 33 por ciento aún se realiza en vehículos particulares.
Países entre los cuales se encuentran México, Chile, Colombia, Brasil y Costa Rica han implementado incentivos económicos, tributarios y políticas públicas cuya misión es mejorar la penetración de la electromovilidad en la región y no solo para particulares, asimismo, existen proyectos piloto de movilidad eléctrica aplicados al transporte público, autobuses urbanos y taxis, por ejemplo. Estas tecnologías siguen siendo costosas y, en el caso de los particulares, falta resolver cuestiones como congestiones de tránsito, baterías poco aptas para reciclaje y falta de infraestructura; mas se espera que esto cambie en las siguientes dos o tres décadas.
No obstante las innegables ventajas de los vehículos eléctricos particulares, se espera una baja penetración en el mercado latinoamericano a corto plazo (2023): entre 0.3 y 2.5 por ciento en Brasil, México, Chile, Argentina, Colombia y Perú.
Incentivos a la electromovilidad en Latinoamérica son los siguientes:
- México. Deducción en impuesto sobre la renta; exención del impuesto sobre automóviles nuevos; exención del proceso de verificación ambiental y restricción a la circulación; estacionamientos preferenciales; medición de energía diferenciada para recargar residencial.
- Costa Rica. Ley de incentivos y promoción del transporte eléctrico, que incluye exenciones: impuesto selectivo de consumo, impuesto de ventas, de aduanas, impuesto de propiedad por 5 años.
- Chile. Bonificaciones por compra de taxis eléctricos e híbridos, licitaciones de autobuses eléctricos e híbridos del sistema metropolitano de transporte de Santiago.
- Colombia. Descuento al impuesto al valor agregado y exenciones en pago de aranceles para vehículos y estaciones de recarga, además de en restricciones a la movilidad.
- Brasil. Exoneración de aranceles de importación, descuento del 50 por ciento sobre el impuesto sobre la propiedad en São Paulo.
Ejemplos del compromiso con la movilidad sustentable también se ve en diversos proyectos implementados en las naciones del subcontinente, algunos de estos son:
- En la capitalina Ciudad de México, en 2006 se dio inicio al primer corredor de autobuses de transporte rápido (Metrobús) con un centenar de vehículos articulados; para 2013, implicaba 22,000 viajes en auto menos. Destacan asimismo las más de 2,000 unidades públicas de la Ecobici.
- Por su parte, Bogotá, la capital colombiana, puso en funcionamiento TransMilenio en 2000, una red de ya 87 kilómetros, 115 estaciones y más de mil autobuses con carriles de circulación exclusivos; el sistema contribuye a una reducción anual de 82 mil toneladas equivalentes de dióxido de carbono. A esto se suma la red de 380 kilómetros de bicisendas.
- Buenos Aires apuesta por la integración de autobuses eléctricos (se iniciaría con 50 entre 2017 y 2018) y la mejora de su red de trenes (con el objetivo de incentivar un mayor uso por parte de la ciudadanía); 80 por ciento de los trayectos se realizan en unos 18,000 autobuses.
- La brasileña ciudad de Fortaleza destaca por sus inversiones en 199 kilómetros de carriles exclusivamente dedicados a bicicletass y 98 kilómetros de carriles solo para circulación de autobuses; para 2030, la urbe tiene la meta de reducir 20 por ciento sus emisiones.
Tales son los avances de los países latinoamericanos más comprometidos con la movilidad sustentable, así contribuyen a la meta mundial de no alcanzar un aumento de 2 grados centígrados en la temperatura media global durante el siglo XXI. Todavía queda mucho hacer en el rubro, pero, en palabras de Maria Cordeiro, experta en transportes del Banco Mundial, al implementar tecnologías limpias es necesario no perder de vista el hecho de esta acción por sí sola no garantizará una movilidad urbana sustentable, pues la eficiencia de los sistemas de transporte será decisiva.