La conclusión fue revelada por el coordinador de la campaña de Calidad del Aire en la organización ambientalista, Pablo Ramírez, después de un recorrido por esa avenida, una de las principales de la ciudad que corre de norte a sur, durante el cual se midieron los niveles de contaminación.
“Lo que detectamos es que las condiciones no están dadas para que la gente ande en bicicleta por Eje Central”- advirtió Ramírez al dar cuenta del monitoreo de la calidad del aire realizado por Greenpeace en la capital mexicana, como parte de su campaña Revolución Urbana con la que exige un mejor transporte público.
La Ciudad de México es la última de las siete urbes consideradas las más contaminadas del país (Puebla, Pachuca, Toluca, Querétaro, Guadalajara y Monterrey), en las cuales la organización midió la presencia de ozono (O3), partículas en suspensión de menos de 2.5 micras (PM2.5) y monóxido de carbono (CO), como parte de su campaña.
Los resultados, obtenidos con un aparato medidor de partículas, revelaron sin embargo que el proyecto “Trolebici” no es conveniente ni adecuado porque pondría en riesgo la salud de los ciclistas en esa vía primaria de la capital, que a lo largo de 18 kilómetros conecta cinco alcaldías de la ciudad.
Pablo Ramírez indicó que después del recorrido quedó demostrado que “no existe infraestructura” para que los ciudadanos opten por trasladarse de otra manera diferente al automóvil o transporte público.
“Trolebici” es un proyecto impulsado por la ciudadanía y apoyado por la Coalición Cero Emisiones, integrada por organizaciones ecologistas, sindicales y de movilidad, para adaptar un carril del Eje Central Lázaro Cárdenas para la circulación compartida del trolebús y bicicletas.
“Quisimos comparar a qué se expone uno cuando va en bicicleta, en transporte público o en automóvil, y evidenciar cómo están las condiciones de la infraestructura para la movilidad en las ciudades elegidas” –reveló Ramírez entrevistado por Notimex al final del recorrido.
Con el aparato medidor de partículas “pudimos ver picos de contaminantes, sobre todo PM2.5 muy elevados. Prácticamente, por encima de las recomendaciones de la OMS que son 25 microgramos sobre metro cúbico para un promedio de ocho horas durante el trayecto en transporte público”, señaló.
Durante el trayecto en bicicleta “llegamos a tener picos que superaron incluso los 50 microgramos”, sostuvo y refirió que los niveles registrados también rebasan la norma mexicana, que marca un límite de 45 microgramos sobre metro cúbico.