El acuerdo, objeto de una batalla jurídica y controvertida oposición en Brasil, supone un paso más en la alianza entre ambas empresas, que en julio ya anunciaron que Boeing compraría el 80 por ciento de Embraer, en especial su operación más lucrativa en la aviación comercial.
El Ejecutivo brasileño tiene una "acción de oro" en Embraer, antigua empresa estatal y una de las “joyas” tecnológicas de esta nación, que le permitiría eventualmente vetar el acuerdo, algo que dependería de la aprobación del gobierno del presidente Michel Temer o del futuro mandatario Jair Bolsonaro.
Los sindicatos de trabajadores de Embraer se oponen a lo que, de facto, es la compra de Boeing de la parte más lucrativa de Embraer, ya que consideran que “pone en riesgo la soberanía nacional y miles de empleos del sector aeronáutico”, que podrían ser transferidos a Estados Unidos.
La operación también es objeto de una batalla jurídica, después de que un juez paralizara la operación y, posteriormente, un tribunal revocara la suspensión de la venta.