A esa declaración, por un plazo de 90 días, se une la solicitud de emergencia vial solicitada por la Junta Municipal, a tratarse en próxima sesión y que tiene como objetivo acelerar las obras de algunas arterias, que en los días laborables provocan desesperantes atascos de tráfico y las quejas de la ciudadanía.
La declaración de emergencia ambiental, la pasada semana, coincidió con días de fuertes lluvias que provocaron los consabidos torrentes de agua, arrastrando gran parte de la basura que se desperdiga por la ciudad, otra de las fotografías menos atrayentes de la actual Asunción.
Una capital donde los contenedores de basura brillan por su ausencia, con un servicio de recogida municipal que no da abasto y con una parte de los asuncenos que se eximen de cumplir con las normas básicas de convivencia.
La declaración de emergencia ambiental de la Junta Municipal alertaba además de que el volumen de basura y de residuos en lugares públicos conlleva el peligro de rebrotes de dengue, zika y chikunguña, con los consiguientes riesgos para la salud de los asuncenos.
Para el arquitecto Gustavo Glavinich, todos estos problemas urbanísticos de Asunción responden a que en los últimos años se ha destinado "muy poco a la inversión" en infraestructuras públicas, así como a una falta de planificación.
"Asunción creció de una manera muy desordenada, como una mancha de aceite", explicó Glavinich a Efe.
En ese sentido, el especialista en urbanismo identificó que la "calidad de los espacios públicos, la movilidad urbana o la seguridad" son algunos de los desafíos que tiene por delante la administración para cambiar la imagen de la ciudad.
Y es que los espacios públicos de Asunción tampoco se aproximan a los estándares de cualquier otra capital de la región, en especial su casco antiguo, con edificios degradados y áreas históricas que son ocupadas por los desplazados que todos los años provoca la crecida del Río Paraguay.
Un río que es el recipiente diario de unos 300,000 metros cúbicos de aguas procedentes de los desagües de las viviendas, ya que la ciudad no cuenta con una planta de tratamiento fecal.
El centro de la capital tampoco es un foco de ofertas de ocio y cultura, además de padecer del éxodo masivo de sus vecinos, lo que desde la última década ha convertido al corazón de Asunción en una especie de páramo.
De hecho se mantiene con vida en los días laborables y gracias a las oficinas, instituciones públicas y comercios privados, que dotan de una actividad que contrasta con la del fin de semana, cuando el silencio se apodera de un centro con apenas visitantes.
Ante esta situación, Glavinich propone la creación de "programas habitacionales que generen el interés de vivir en el centro" ya que apenas existen "alquileres sociales" en esa zona.
El arquitecto apuesta por transitar hacia un modelo urbanístico en el que se peatonalicen algunas de las arterias principales del centro y en el que se garantice la prioridad de los viandantes y las bicicletas.
Algunas de estas medidas ya se propusieron en el año 2015, cuando el anterior gobierno anunció su Plan Maestro del Centro Histórico de Asunción (Plan CHA), con el que pretendía revitalizar el casco antiguo de la ciudad.
Sin embargo, cuatro años después, el proyecto, que contempla la revitalización de espacios vacíos y la puesta en marcha de infraestructuras públicas, sigue pendiente de ejecución.
Aunque hay muchas, una de las imágenes que reflejan el declive del centro histórico es el Cine Victoria, antes lugar de peregrinación de los aficionados, además de edificio emblemático, hoy cerrado y en un estado total de abandono.
Estampas de una Asunción que habla por sí sola y que un día ostentó el título de "Madre de Ciudades", ya que desde ella partieron varias expediciones de conquistadores que fundaron urbes como las argentinas de Buenos Aires, Corrientes y Santa Fe, o la boliviana de Santa Cruz de la Sierra.