El desarrollo y comercialización de estos productos para el mercado nacional se ciñe a la necesidad de ofrecer productos fabricados acorde a las necesidades de seguridad de nuestro país, a la importancia del servicio postventa y abasto de partes en cualquier momento que se requiera, lo cual es complicado en el caso de automotores militares y policiales importados, donde su principal obstáculo es el abasto de partes.
“Además, el cliente tiene la certeza de saber cuál es el nivel, calidad, durabilidad y soporte del blindaje que adquirió, lo cual es difícil con vehículos traídos de Asia, Medio Oriente o Rusia. Aquí los socios desarrollamos automotores acordes a la orografía y condiciones de nuestro país. Incluso, varios de estos modelos los exportamos justo a naciones de aquellas regiones”, comenta Ernesto Mizrahi Haiat, presidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA).
Cabe apuntar que en días recientes la Policía Federal (PF) recibió en comodato un vehículo táctico ruso, conocido como “Mamut”, unidad que se importó sin destino final, aunque a decir de los expertos en blindaje, es muy pesado y no hay compasión con los fabricados en México.
“Este automotor no es comparable con lo nacional. Está fabricado sobre una plataforma militar y no sobre un chasis comercial. Es una unidad de 12 toneladas de peso, así como altos costo de adquisición y operación, que para los presupuestos limitados de las autoridades, no es muy recomendable para México”, coincide Eduardo Llanos Valderrama, vicepresidente de la AMBA.
Para las actividades de seguridad pública y nacional de nuestra nación tres miembros de la AMBA desarrollaron, patentaron y presentaron poderosas unidades tácticas.