Según el director general de la compañía, Ion Smeeianu, ningún inversor ha presentado una oferta satisfactoria para comprar la compañía estatal, tal y como exige el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Posta Romana se encuentra en un momento delicado con pérdidas millonarias desde hace años, que hacen necesarias su privatización.
El Estado rumano controla el 75 por ciento del la empresa, mientras que el resto está en manos de un inversor privado local.
Rumanía se ha comprometido frente al FMI a acelerar el proceso de privatizaciones y la venta de las participaciones en empresas pública con pérdidas excesivas.