"Por los desafíos técnicos, nuestro proyecto estrella (en México) ha sido el del Viaducto Elevado Bicentenario, porque se trataba de introducir una tecnología razonablemente novedosa", declaró a Efe el director internacional de Transporte y Tráfico de Indra, Antonio Martín Crisenti.
Ese viaducto, de unos 22 kilómetros, es una de las principales autopistas periféricas de la capital mexicana y en algunos tramos transcurre en dos niveles, lo que ha cambiado parte de la fisonomía de los alrededores de la ciudad.
Indra fue contratada en 2009 por la constructora OHL, encargada de la ampliación del viaducto, para diseñar un sistema que permite a los conductores pagar el peaje electrónicamente gracias a un dispositivo pegado al parabrisas del vehículo (TAG).
Aunque ese sistema existe en países desarrollados como Estados Unidos o Canadá, montarlo en una ciudad como la capital mexicana, con un parque automovilístico de cuatro millones de vehículos, ha representado un reto para la empresa española.
"Ha sido una experiencia enriquecedora (...) Se han cumplido las calidades y los plazos, el cliente está satisfecho y ha permitido que mejoren las condiciones de tráfico en México", agregó Martín Crisenti.
Con una inversión inicial de 27 millones de dólares, el proyecto se convirtió en el más importante de Indra de toda su división mundial de infraestructura, según el directivo.
Aunque existe un sistema parecido en Chile, el de México es el más avanzado de Latinoamérica y era más complejo porque tenía que funcionar en dos niveles y con canales reversibles.
Se trabajó a partir de un prototipo y en el proyecto participaron equipos de México, España y Chile.
Este telepeaje, desarrollado en el Estado de México, en la periferia de la capital, y al que aún le faltan instalar algunos enlaces, ha sido tan exitoso que, según Martín Crisenti, existen proyectos parecidos en otras regiones del país.
El sistema, denominado "Free Flow" (Libre Flujo), permite a los vehículos pasar por la estación de peaje a una velocidad de 60 kilómetros por hora y salir de ella con una velocidad superior a los 90 kilómetros por hora.
Indra ya ha superado ampliamente una primera meta de 100,000 dispositivos electrónicos fijados a los vehículos. "No es descabellado pensar en una cifra de un millón; igual nos quedamos cortos", apuntó Martín Crisenti.
El proyecto forma parte de la oferta de la empresa española para aliviar el tráfico de la capital mexicana, uno de las más congestionados del mundo, con sistemas en estudio que incluyen la automatización de semáforos.
"Es difícil que haya horas punta en la que no haya congestión", añadió.
Unido a este proyecto, Indra desarrolla otros sistemas de peaje en varias vías de México. "Llevamos más de seis años (en este país) y podemos decir que somos un actor importante", agregó el directivo.
Martín Crisenti se encuentra en México para participar en el XXIV Congreso Mundial de Carreteras, abierto el pasado lunes en la capital mexicana y que se celebra cada cuatro años.