Si fuiste alguna de las millones de personas confinadas en su domicilio, seguramente deberás utilizar de nuevo tu coche, pero si no realizaste algunas acciones preventivas, te recomendamos hacerlo con cuidado porque muy probablemente encuentres algunas averías. En este artículo te presentamos los problemas más comunes que puede presentar tu vehículo tras estos meses de inmovilidad.
Tu coche no enciende
Si tu auto no arranca es muy probable que la batería esté parcial o totalmente descargada, ya que el acumulador agota su carga en tan sólo dos semanas de inactividad. En este caso pueden presentarse dos escenarios:
Marcha fatigosa o sin marcha:
Puedes solucionar el problema pasando corriente. Para llevar a cabo esto, necesitarás dos elementos básicos:
Unos cables pasa corriente.
Otro auto cuyo acumulador esté en buenas condiciones, o bien, un arrancador de batería.
Para completar esta operación con seguridad y sin afectar el sistema eléctrico de ambos coches, debes asegurarte de que el automóvil “donador” esté apagado. Asimismo, y con el fin de evitar cortocircuitos, es muy importante que sigas este orden al conectar los cables:
Asegura una punta del cable rojo a la terminal positivo (+) del auto sin corriente.
Conecta la otra punta del cable rojo a la terminal positivo (+) del auto donador.
Fija el caimán del cable negro a la terminal negativo (-) del auto donador.
Conecta el otro extremo del cable negro en una pieza de metal de tu auto.
Cuando hayas conectado los cuatro cables verifica que estén bien fijos. A continuación, enciende el auto donador y espera al menos dos minutos. Pasado este tiempo, enciende tu coche. Si la marcha sigue sin tener suficiente potencia, deberás acelerar el auto donador a 2,000 revoluciones para que con la sobrecarga tu marcha tenga el voltaje suficiente y tu auto pueda arrancar.
Una vez encendido tu coche, retira los cables de ambos autos. Pon especial atención en que las terminales no se toquen en ningún momento mientras todavía estén conectadas.
Finalmente, una vez retirados los cables, antes de apagar tu coche, aceléralo a 2,000 revoluciones durante 20 minutos para cargar tu batería.
Batería sin retención de carga
Si lograste encender tu auto con la ayuda de otro coche, pero tras unas horas detenido tu auto no enciende de nuevo, el problema seguramente se debe a que tu acumulador no logra retener la carga. Desafortunadamente este daño casi siempre es irreversible, por lo que tendrás que adquirir una batería nueva adecuada para tu vehículo.
Motor gripado
A causa de la falta de lubricación, un motor puede alcanzar temperaturas muy altas, ya que las piezas están sometidas a un constante rozamiento. Esto puede llegar al grado de que sus componentes metálicos se fusionen, causando una falla mayor.
Como sabes, un motor necesita trabajar con regularidad para darte su mejor desempeño. Si tu auto permaneció muchas semanas inactivo, el aceite pudo haberse acumulado en el cárter, lo cual provoca que los cilindros y los segmentos de los pistones se resequen o se oxiden, y que los anillos de éstos se adhieran entre sí, por lo mismo, revisa que los niveles de aceite y anticongelante sean los óptimos y cuando te pongas en marcha, presta mucha atención al indicador de la temperatura, para que a la primera señal de sobrecalentamiento, lo lleves de inmediato con tu mecánico de confianza para evitar un daño más severo.
Cambio de aceite
Muchas partes de tu vehículo necesitan aceite para no agrietarse o resecarse, por eso, antes de prender tu auto de nuevo, mide los niveles de aceite y, en caso de ser necesario, cámbialo.
Para medir el nivel de aceite:
Busca la varilla de medición que se encuentra en tu motor y verifica que tiene el nivel correcto de aceite. En caso de que sea bajo, acude a tu gasolinera más cercana para agregar el aceite que tu auto requiera.
Para cambiar el aceite:
Si tienes duda sobre la calidad o viscosidad del aceite, llévalo a un local donde realicen el cambio de aceite y filtros, o bien, solicita este servicio a tu mecánico.
La prevención es tu mejor arma
La mayor parte de las averías causadas por la inmovilidad pueden necesitar reparaciones muy costosas si no se corrigen a tiempo. Por esta razón, la mejor estrategia para evitar un mal trago es la prevención.
No corras el riesgo de provocar un daño irreversible a tu patrimonio. Si tu vehículo debe continuar detenido por mucho tiempo más, sigue estas recomendaciones:
Préndelo de vez en cuando durante algunos minutos. Una batería nueva no tiene un precio excesivo, pero el proceso para cambiarla o pasar corriente a un auto puede ser sumamente engorroso, considerando las maniobras necesarias para acercar el cofre de un auto donador al tuyo. Prenderlo de vez en cunado evitará dañar tu acumulador, y cuando lo hagas, aprovecha para circular unas cuantas cuadras, ya que así evitarás que las balatas del sistema de frenos se dañen.
Revisa los líquidos de tu motor. Tómate el tiempo para revisar que tu coche tenga los niveles adecuados de aceite, anticongelante, líquido de frenos, aceite de la dirección y líquido limpia parabrisas.
Enciende también el sistema de aire acondicionado. La inmovilidad propicia que los componentes del aire acondicionado se resequen –lo cual da lugar a fugas– y que el líquido residual alojado en los conductos se convierta en un ambiente propicio para el desarrollo de parásitos dañinos. Por eso, cuando enciendas tu auto, pon en marcha también el aire acondicionado.
Mantenlo limpio. Para asegurar que la calidad del aire en el habitáculo sea la óptima, es conveniente que limpies regularmente la tapicería. Con esto evitarás la proliferación de agentes perjudiciales que se pueden acumular en tu auto debido a la humedad residual de la condensación en el circuito del aire acondicionado. Además, es conveniente que limpies regularmente el exterior del auto y que lo enceres para prevenir que la pintura se estropee y pierda su atractivo estético.