De acuerdo con el INEGI, la esperanza de vida de las Pymes es de 7.8 años por falta de un proyecto viable y financiamiento. En este sentido, son muchísimos los factores que hacen que las Pymes quiebren: una mala planificación, una limitada capacidad administrativa, un modelo de negocio poco rentable, limitado acceso a fuentes de financiamiento, etc.
Crecer o morir en el intento
Las Pymes generan en México, de acuerdo con la Condusef, 72 por ciento del empleo y 52 por ciento del Producto Interno Bruto. Son, evidentemente, la columna vertebral de la economía nacional. Hoy por hoy, hay más de 4.1 millones de microempresas que aportan 41.8 por ciento del empleo total.
Y entonces, ¿cómo explicar la desaparición tan marcada de este tipo de negocios? Es sencillo: una de las razones por las que las Pymes mueren, es porque no saben cómo crecer, es decir, no se adaptan a los cambios y no innovan en los modelos de negocios y propuestas.
¿Cuántos empresarios piensan realmente en crecer cuando se lanzan al mercado? Muchos de ellos crean una oferta de valor que comienza a funcionar y consideran que el éxito depende de mantenerse así, cumpliendo sólo con las expectativas del día al día, pero es aquí donde comienza la coyuntura del crecimiento. Y es que cualquier persona puede pensar que, si su negocio le permite vivir bien, mantener a sus colaboradores y tener una economía sana, puede sacar de la lista de sus prioridades al crecimiento.
Es necesario establecer que no pensar en crecimiento no es sinónimo de falta de visión, sino una cuestión cultural. En definitiva, hay negocios que dan un máximo a sus clientes y tienen visión, pero crecer va más allá. En México es obvio que la estrategia para sobrevivir – de la mayoría de las Pymes - es cuidar al cliente y lo que tienen. Aunque parece una estrategia lógica y útil, se contrapone con la que se practica en otros países: “la mejor estrategia para no morir es crecer ”. En este sentido, mantener la creatividad para renovarse es una necesidad, no un valor agregado.
Para renovarse y crecer, una de las actividades fundamentales es la adquisición de bienes productivos; desde maquinaria para incrementar la capacidad de producción, mobiliario, herramientas como PC’s, celulares, hasta equipo de carga para traslado de mercancías o vehículos para el traslado del personal o fuerza de ventas, los cuáles son normalmente adquiridos bajo esquemas de compra de contado o crédito, lo que para una PyME supone un fuerte desembolso de capital, mismo que podría estar invirtiendo para generar un mayor rendimiento sin descuidar su operación.
Seguramente has escuchado sobre el arrendamiento, esquema que cada vez es más utilizado en todo el mundo. De acuerdo con datos publicados por Forbes Insights, apenas el año pasado, un 70 por ciento de las compañías en Europa, Estados Unidos y Asia lo utilizan ya como un ejercicio común que les reporta grandes beneficios.
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En nuestro país, por su parte, apenas representa un 4 por ciento; sin embargo, desde 2013 ha ido creciendo a un ritmo del 20 por ciento anual, lo que indica que cada vez más negocios mexicanos encuentran la respuesta a sus retos de desarrollo a través de esta práctica. Bajo este esquema, el leasing o, arrendamiento vehicular, se está convirtiendo en un método vital de financiamiento para las Pymes que cumplen con varios años de funcionamiento, donde la movilidad vehicular es crucial para continuar con las actividades fundamentales que definen cualquier empresa.
¿Qué puedes obtener a través del arrendamiento?
La variedad de activos a los que se puede acceder es muy amplia, desde automóviles, camiones de carga, flotillas y maquinaria, hasta barcos o aviones. También es posible arrendar equipo mobiliario para un restaurante o para un hotel.
Para las Pymes o los profesionistas independientes con actividad empresarial o profesional que cuentan con más de tres años de operación rentable, decidirse por el leasing vehicular puede significar grandes ventajas competitivas, empezando por el hecho de que un automóvil al salir de la agencia pierde más del 30 por ciento de su valor, por lo que no tiene sentido comprarlo, sino más bien gozar de su uso para las actividades que permitan crecer, así como mantener un mejor flujo y control de efectivo generando además un gran ahorro en materia fiscal.
Recurrir a esta práctica beneficia, además, a los empresarios que buscan obtener mayor valor por su dinero. También a aquellas compañías que requieren mantenerse a la vanguardia y estrenar un vehículo nuevo cada dos o tres años; mejorando así la imagen que proyecta la compañía y la seguridad que brinda a sus empleados.
Pero eso no es todo, de acuerdo con TIP México, existen otros beneficios:
• Permite reactivar la economía de la empresa al disponer del dinero para invertir en otros bienes o bien en una mayor producción.
• El leasing maximiza los beneficios fiscales. Se ha demostrado que al final del contrato, el porcentaje de ahorro llega a ser de doble dígito.
• Hay un ahorro al contar con unidades nuevas, evidente, en costos de mantenimiento y rendimiento de gasolina.
• Existen planes de pago, con plazos, de acuerdo con las necesidades de cada compañía, tanto en pagos iniciales y servicios a elegir.
• Se puede adquirir el vehículo al final del contrato; o bien, se puede traspasar a través de una cesión de derechos.
• Las mensualidades son fijas y no se modifican durante el tiempo del contrato, a diferencia de un crédito bancario que incluye un interés durante el tiempo de pago.
Acceder a un programa de leasing vehicular no tiene por qué ser complicado. Al contrario: existen en México diferentes opciones que acercan este tipo de arrendamiento y todo tipo de vehículos de transporte y carga, a cada vez más empresarios, todo con el firme objetivo de hacer crecer su compañía.
Recuerde esta frase de Jean Paul Getty, empresario multimillonario que fundó la compañía petrolera Getty Oil, acerca de la enorme ventaja de usar el leasing en su empresa: “Una de las claves para ser exitoso en el terreno de los negocios, es comprar aquello que aumenta en valor y arrendar lo que se devalúa”.