La razón de ello es simple: una motocicleta tiene un menor costo de adquisición, sirve tanto para la recreación como para la transportación de personas, es un vehículo muy eficiente en cuanto al consumo de combustible, es fácil de estacionar y libera a las personas de algunos problemas de congestionamiento vial.
A pesar de estas ventajas, cuando se trata de accidentes de tránsito, entre los usuarios de motocicletas la tasa de mortandad es muy alta. A diferencia de un automóvil, las motocicletas no tienen estructuras ni sistemas de retención para proteger a sus ocupantes. En cifras anules, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esto se traduce en 286,000 decesos en todo el mundo.
Esta alta tasa de siniestros ha motivado tanto la implantación de normas que regulan el uso de este vehículo, como el desarrollo de tecnología para mejorar la seguridad de los motociclistas. En particular se han desarrollado innovaciones para el casco, de modo que éste sea más eficiente en la absorción de impactos, la retención y la rigidez.
Norma mexicana
En nuestro país, la ley que regula el uso del casco de seguridad es la norma NOM-206-SCFI/SSA2-2018, la cual fue publicada a principios de 2018. Su promulgación tiene tres propósitos fundamentales:
Regular las especificaciones de calidad y los métodos de prueba aplicables a los cascos comercializados en el territorio mexicano.
Formular un protocolo de atención inmediata para los motociclistas accidentados con el fin de prevenir lesiones graves en la cabeza.
Promover acciones para la prevención de accidentes viales.
Las pruebas de seguridad que conforman esta normativa están basadas principalmente en la ley estadunidense conocida popularmente como DOT (por las siglas en inglés del Departamento de Transporte de aquel país), y la ECE 22-05, diseñada por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa. Entre ellas destacan las que Quálitas describe a continuación.
Prueba de atenuación de impacto
Esta prueba, como las dos siguientes, se realiza siguiendo los lineamientos descritos en la norma DOT. En ella, cada casco es impactado en cuatro puntos diferentes con dos golpes consecutivos e idénticos en fuerza: el primero se realiza con un yunque esférico de 12 cm de diámetro hecho de una aleación especial de magnesio, y el segundo con un yunque plano de hierro de 5 cm de largo. Ambos objetos se dejan caer libremente sobre el casco, el cual pasa la prueba únicamente si ambos objetos no superan los 400 g al momento del impacto.
Prueba de penetración
Similar a la prueba anterior, en ésta se deja caer dos veces sobre el casco una bala puntiaguda de metal, de dimensiones idénticas a las de los yunques, desde una altura de tres metros. El casco pasa la prueba si la bala no lo perfora lo suficiente, es decir, si no llega a tocar la cabeza del maniquí de seguridad.
Prueba del sistema de retención
Esta prueba mide la resistencia que posee la correa de retención del casco en la barbilla. Para llevarla a cabo, se coloca el casco en un sistema especial de resistencia, con el cual se hacen dos ensayos de presión para tratar de desprender la correa. En el primero se aplica una fuerza de 22 kg durante medio minuto, y en el segundo se aplica una fuerza de 113 kg durante dos minutos. El casco pasa esta prueba si la correa permanece en su lugar y si el sistema de retención se expande menos de 2.5 cm entre la prueba preliminar y la prueba final.
Prueba de absorción de impacto
Esta prueba, como las dos restantes, se basa en la norma ECE/ONU R. 22. Similar a la prueba de atenuación, en la de absorción de impacto se dejan caer dos pequeños yunques –uno de metal y otro de concreto– sobre el casco, el cual debe montarse sobre un dispositivo equipado con un acelerómetro y un dinamómetro. El casco de prueba cumple con el protocolo si la aceleración final del impacto no supera los 275 g, medidos en el interior del casco.
Prueba de rigidez
En esta prueba, el casco es colocado entre dos prensas metálicas con las que se aplica una presión inicial de 30 newtons a lo largo y ancho del casco. Después de dos minutos la presión se incrementa gradualmente hasta que alcanza los 630 newtons. El casco pasa la prueba si no se deforma más de 15 mm aún después de sufrir la máxima presión.
Identifica el mejor casco para ti
La ley mexicana aprueba el uso de cascos fabricados antes y después de su entrada en vigor.
Si usas un casco anterior a la promulgación de la ley
Es necesario que tu casco cumpla con las normativas de los Estados Unidos o de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa. Si éste es tu caso, revisa que tu casco tenga alguna de las siguientes etiquetas de homologación:
Si usas un casco posterior a la promulgación de la ley
Para cumplir con la normativa mexicana, las etiquetas de los cascos de seguridad deben referirse en español a la Norma Oficial Mexicana, independientemente de si está expresada en otros idiomas.
La etiqueta debe ser legible a simple vista y contener la siguiente información:
Marca
Talla
Modelo (opcional)
Nombre, razón social y domicilio fiscal del responsable del producto
Leyenda que identifique el país de origen del producto
Mes y año de fabricación del casco
Leyendas de advertencias e instrucciones de uso y cuidado
Consejos prácticos para adquirir y cuidar tu casco
Cerciórate de que el casco no limite tu campo de visión periférica.
Revisa el tiempo promedio de vida del casco y reemplázalo cuando tengas cualquier percance, por mínimo que sea. Un accidente puede causar daños graves, imperceptibles a simple vista.
En el mercado hay muchas marcas que falsifican los sellos de seguridad de los cascos auténticos, por ello es mejor que adquieras tu casco en centros de distribución certificados. Desconfía de las etiquetas que no incorporen los datos requeridos por la Norma Oficial Mexicana.
El casco de seguridad previene lesiones mortales hasta en un 37 por ciento, por ello lo mejor para tu seguridad es cumplir las reglas básicas impuestas por la norma mexicana y tratar de adquirir un casco de buena calidad que cuente con los certificados.