Revisión exhaustiva
El descenso de las temperaturas, unido a fenómenos como la lluvia o la nieve, va a cambiar las condiciones de la calzada, por lo que conviene tomar precauciones. Un buen comienzo puede ser asegurarnos de que los neumáticos de nuestro coche están en buen estado, sometiéndolos a una revisión.
Comprueba la presión cada mes
La presión de los neumáticos no debe ser ni muy elevada, pues se acorta la vida útil del neumático; ni muy baja, porque se sobrecalientan, consumen más carburante y se gastan antes. Por ello, lo recomendable es aplicar la presión que indica el fabricante, aunque sí que es aconsejable que en invierno sea algo más alta debido a que las bajas temperaturas deshinchan los neumáticos con más facilidad.
Un dibujo con una profundidad de 3 milímetros
Si lo habitual es que la profundidad del dibujo de la banda de los neumáticos sea superior a 1.6 milímetros para garantizar la adherencia (medida en la que el cambio es recomendable), en invierno debe aumentarse a 3 milímetros para mejorar la distancia de frenado.
Neumáticos de invierno, una inversión a futuro
La utilización de neumáticos de invierno se está generalizando en los últimos años, sobre todo, en las zonas con condiciones climáticas más severas; ya que garantizan un mayor agarre que se traduce en mayor seguridad. Los escépticos con este tipo de neumáticos alegan el desembolso que hay que afrontar, máxime si los estándar todavía están en buen estado; pero es importante tener en cuenta que se trata de una inversión en seguridad a largo plazo. Además. al cambiarlos, estás alargando la vida útil de los de verano, por lo que ambos juegos te durarán más y notarás el ahorro a la larga.
Neumáticos cuatro estaciones
Al igual que hay neumáticos de invierno y verano, también los hay para las cuatro estaciones, combinando lo mejor de ambos. De cara al invierno pueden ser una buena opción ya destacan por su agarre al pavimento, como hemos mencionado anteriormente, gracias a que su goma aporta adherencia en condiciones difíciles, como humedad o hielo. Su uso está indicado para zonas con temperaturas de hasta 40 grados en verano y 20 grados bajo cero en invierno.