Ernesto Canto Gudiño, director de Prevención del Delito de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México, afirmó que en la aplicación del Alcoholímetro “hay cero tolerancia” con el automovilista que no pase la prueba, y ejemplo de ello es que se han ido al “Torito” 190,555 mil personas.
Entrevistado por Notimex, alertó que la ingesta de bebidas embriagantes en la Ciudad de México comienza a muy temprana edad; sin embargo, gracias a que en los tres últimos años los medios de comunicación han apoyado el programa, los accidentes han disminuido de manera importante.
Indicó que entre las personas de 25 a 40 años de edad es donde se presentan los más altos índices de consumo de alcohol, sobre todo entre los hombres más que las mujeres, con una diferencia de aproximadamente 10 por ciento entre uno y otro.
Este porcentaje se ha reducido poco a poco, por lo que es fundamental informar a la población sobre los riesgos que implica conducir bajos los influjos del alcohol.
El funcionario capitalino sostuvo que desde que se puso en marcha el Alcoholímetro en la Ciudad de México y luego se ha seguido en otros estados del país, se ha generado conciencia entre la población. “Si va a manejar no beba”, alertó.
En caso de que lo vaya a hacer, agregó, lo mejor es pedir el apoyo de un familiar o hablar a un taxista y llegar sano y salvo a su hogar y no exponer al acompañante y a un tercero. Lo importante es prevenir y salvar personas; eso es lo que busca en el fondo el Programa “Conduce Sin Alcohol”.
En el Alcoholímetro decembrino, que concluirá el 9 de enero próximo, participan casi 400 elementos en 50 puntos de manera permanente las 24 horas del día.
En la Ciudad de México se tienen identificados ciertos puntos donde a partir de las 23:00 y hasta las 2:00 horas se intensifica la concentración de personas que salen a cenar y a beber para festejar algo o con el fin de reunirse con algunos amigos.
Entre ellos, añadió, se encuentran las colonias Condesa, Polanco, Santa Fe, y San Ángel. “Hay restaurantes y antros en avenidas importantes que se transitan luego de salir de estos centros”.
Los centros de inspección, dijo, cuentan con juez cívico y un médico legista, además la carpa de color azul cuenta con lámparas led para que los conductores las identifiquen y se detengan cuando el elemento de Seguridad Pública lo indique.
Aseguró que es muy difícil que los automovilistas puedan eludir el operativo. “Las carpas se ubican en lugares específicos en donde es muy complicado evitar el Alcoholímetro y tendrá que pasar por ahí de manera obligada”.
Hasta ahora, expuso, la gente ha reaccionado muy bien, pero hay algunos que les molesta, sin embargo al final entienden que es por la seguridad de ellos y sus familias, así como de los demás.
“Lo único que le pedimos al conductor es su comprensión y que nos deje trabajar por su seguridad y deje de insultarnos o caer en discusiones, pues al final tendrá que pasar por la prueba del alcoholímetro”, acotó.
El exmarchista y medallista olímpico subrayó que el programa va muy bien y ha bajado el número de infractores. “Ya no manejan si toman o en su caso hay una persona que es el conductor designado, lo cual ha permitido reducir la cifra de accidentes”, aseguró.
Hizo notar que se presentan 120 infractores por día y hay ocasiones que esta por debajo del centenar.
El funcionario capitalino consideró que todos se pueden ir a divertir en estas fechas de fin de año, pero hay que beber con moderación y si se sienten mal deben llamar a un taxista de sitio que los lleve seguros a su hogar y al otro día recojan su automóvil.
En algunos casos, prosiguió, los dueños de restaurantes y bares tienen firmados acuerdos con sitios y en caso de ver mal a uno de sus clientes le piden uno para que lo traslade a su casa sin ningún problema.
Por otra parte, explicó que la “pipeta” registra .40 de alcohol de aire aspirado y cuando se rebasa esta cifra es cuando el automovilista es remitido al “Torito”. La persona tiene que soplar con fuerza por siete segundos, de lo contrario, el aparato no lo detectará y de nueva cuenta la tendrá que hacer.
“La gente piensa que nos puede engañar mascando chicle, comiendo cebolla, una pastilla de menta y hasta saborear una moneda. Nada de eso funciona ya que el aparato lo que detecta es el alcohol aspirado y no el aliento bucal”, explicó.
Aseguró que la “pipeta es infalible” ya que son de los aparatos más modernos y sofisticados que hay actualmente. “La boquilla que se utiliza es individual y se desecha una vez utilizada.
Los elementos que participan en estos operativos saben perfectamente cuando una persona “está mal”, ya que hay palabras psicológicas y ciertos movimientos del cuerpo que los delatan y que deben pasar por la prueba del Alcoholímetro.
Hasta ahora, mencionó, se han llevado casi siete millones de entrevistas y se espera que en año y medio llegar a ocho millones, es decir, esa cifra representa que cada habitante de la Ciudad de México ha sido entrevistado.