El "alcolock" es un aparato que obliga a los conductores a dar un resultado negativo en el test de alcoholemia que deben realizar cada vez que quieran poner en marcha su automóvil.
Este dispositivo detecta el aire espirado y puede impedir que el vehículo arranque, y almacena en un chip toda la información registrada con arreglo a las variables previstas, como los índices establecidos con arreglo a la legislación vigente en materia de alcoholemia.
La ley se aprobó en Bélgica en julio del año pasado y el secretario de Estado de Transporte, Etienne Schouppe, está ultimando la promulgación prácticas de las modalidades de aplicación, algo que tendría lugar antes de finales de año, según indican hoy varios diarios.
El objetivo es que el dispositivo sea instalado por los conductores que hayan sido condenados por conducir ebrios, quienes además deberán sufragar la instalación en sus vehículos del mecanismo.
La tecnología del dispositivo es canadiense, aunque lo comercializa una multinacional europea y su precio de venta en Bélgica oscilará entre los 1,000 y 2,000 euros.
En el caso de España, el "alcolock" se ha aplicado al transporte de viajeros, en Alemania al de mercancías peligrosas, mientras que en Noruega y Bélgica su uso era obligado hasta ahora para personas dependientes del alcohol.