La empresa, con sede en Fairfield (Connecticut), se anotó entre enero y junio pasados un beneficio neto por acción de 66 centavos, por encima de los 65 centavos de los mismos seis meses del año anterior, cuando sus ganancias se situaron en los 6,139 millones de dólares.
El aumento del beneficio se produjo a pesar del descenso del 2 por ciento que sufrieron sus ingresos, hasta los 70,133 millones de dólares, al tiempo que sus gastos operativos se redujeron también en un 2 por ciento hasta situarse en los 62,278 millones.
Por lo que se refiere a los resultados del segundo trimestre, a los que más atención prestaban hoy los analistas estadounidenses, General Electric ganó 3,133 millones de dólares (30 céntimos por acción), el 1 por ciento más que los 3,105 millones (29 céntimos por título) que en el mismo trimestre de 2012.
La facturación del conglomerado -el mayor fabricante de motores de avión del mundo- también retrocedió entre abril y junio, un 4 por ciento, hasta situarse en los 35,123 millones de dólares, al tiempo que sus gastos operativos se redujeron en menor proporción (un 3 por ciento), hasta los 31,394 millones.
"En el segundo trimestre, General Electric logró elevar los beneficios de su división industrial en seis de sus siete negocios, reducir los costos estructurales y seguir invirtiendo en crecimiento", dijo al anunciar esos resultados el presidente y consejero delegado de la empresa, Jeff Immelt.
El máximo responsable de la firma aseguró que el entorno empresarial "mejoró ligeramente" frente al primer trimestre del año y, mientras los mercados emergentes permanecen "resistentes", en Estados Unidos se constató un "fuerte crecimiento de pedidos". Europa "se está estabilizando pero sigue siendo desafiante", añadió.