El cierre de la planta que tiene en Miskin, cerca de Cardiff (capital galesa), supondrá para el fabricante alemán poner en la calle a toda la plantilla, integrada por 900 trabajadores.
Bosch sacó un comunicado según el cual se ha ampliado hasta febrero el período de consultas para que los trabajadores y los sindicatos intenten negociar las condiciones de la rescisión de sus contratos.
"Lamento sinceramente que no hayamos podido encontrar una solución para la fábrica de Cardiff", comentó Stefan Asenkerschbaumer, presidente de la división de motores de Bosch.
"En mi etapa anterior como director de la planta de Cardiff tuve ocasión de conocer de primera mano la dedicación y el fuerte compromiso de sus trabajadores. Es la decisión más difícil de mi carrera", dijo el directivo.
Bosch justificó la decisión de cerrar la planta por la crisis que sufre el grupo, la peor desde hace décadas, y dijo que las ventas de los alternadores fabricados en la planta galesa han caído un 45 por ciento en el último año.
"Si no acometemos un ajuste estructural, corre grave peligro el futuro comercial a largo plazo de toda la división", señaló Asenkerschbaumer.
En 2008, Bosch despidió ya a 600 trabajadores contratados y el pasado septiembre advirtió de que corrían peligro el resto si no mejoraban las ventas.
David Lewis, responsable regional del sindicato Unite, reconoció que no había nada que hacer porque "hay un exceso de capacidad en muchas de las divisiones de Bosch".