BASF facturó el pasado año 50 mil 700 millones de euros, un 19 por ciento menos que en el ejercicio precedente, si bien la liquidez proporcionada por actividades operativas aumento en mil 300 millones de euros, hasta los 6 mil 300 millones de euros.
En América del norte, las ventas cedieron un 22 por ciento, hasta los 9 mil 300 millones de euros, aunque los ingresos aumentaron de 422 millones de euros en 2008 a 495 millones en 2009.
En Asia y Pacífico, las ventas se contrajeron un 8 por ciento, pero gracias a las medidas de reducción del gasto los ingresos se doblaron hasta los 503 millones de euros.
En Oriente Medio, África y América Latina las ventas cayeron un 2 por ciento y los ingresos sumaron los 289 millones de euros, algo menos que en el ejercicio precedente.
En total, el flujo de caja tras la deducción de pagos relacionados con la propiedad, platas y equipos fue de 3 mil 800 millones de euros y, pese a la adquisición de Ciba, el ratio de BASF fue del 36 por ciento.
La dirección de BASF propondrá a la asamblea general el pago de un dividendo de 1.70 euros por acción, lo que supondrá un desembolso de mil 600 millones de euros.
El consejero delegado de BASF, Jürgen Hambrecht, se mostró satisfecho con los resultados económicos de la compañía en un año marcado por la crisis económica y tras un arranque de ejercicio complicado e incierto.
Opinó que la estrategia de BASF resultó "ser la acertada" y "exitosa" su apuesta por la expansión, que el pasado año se materializó con la adquisición de Ciba.
Hambrecht constató que la aplicación de medidas de eficiencia fue determinante en 2009 pues permitieron ajustar la producción a una demanda que comenzó siendo muy débil, aunque se recuperó a medida que transcurría el año, especialmente en Asia.