En el artículo 21 de este Reglamento se establece que sólo las motocicletas mayores a 250 centímetros cúbicos (equivale a la potencia del motor) pueden circular por los carriles centrales de las vías de acceso controlado tales como, Periférico y Viaducto. Sin embargo, en la ciudad de México más del 70 por ciento de las motocicletas que actualmente transitan, son menores a 250 centímetros cúbicos, lo que implica que “menos del 40 por ciento de las motocicletas podrán transitar por los carriles centrales en las vías de acceso controlado, una restricción inequitativa y poco funcional para la mayoría de los motociclistas de la Ciudad”, afirma la directora del SIMM.
En cuanto a la inclinación de la placa que exige el Reglamento, que es entre 60° y 120° con base a su eje horizontal y que implica a remisión del vehículo al depósito y una multa aproximada de $1,400.00, Laura González expresa que podría ser motivo de infracciones injustas o en el peor de los casos de extorsiones. “Se debe capacitar a los agentes de tránsito y determinar un sistema de verificación certero y fuera de interpretaciones subjetivas”, comentó.
Cada cuatro años se duplica el número de motocicletas, la venta crece entre 20 y 25 por ciento cada año. Algunas de las principales razones es que su compra cuesta alrededor de cuatro veces menos que un auto; su mantenimiento de llantas, servicios, balatas, frenos, además de la depreciación, cuesta una fracción respecto de la de un automóvil.
“El desplazamiento en motocicleta en el Distrito Federal representa hasta 200 por ciento menos combustible que un carro y permite desplazarse en la mitad de tiempo, colaborando con la reducción del tráfico y contaminación. Por lo que el promover la movilidad equitativa y segura para los motociclistas, tendría una respuesta positiva para la Ciudad de México”, enfatizó González.