Entre los modelos innovadores y curiosos está la C1 que BMW lanzó en 2000. La moto, con una construcción con techo, fue muy criticada y objeto de mofas. "Pero la razón del fracaso fue su elevado precio", dice Klaus Herder, ex propietario de una C1.
Sin embargo, con el C1, BMW puso sobre ruedas el concepto para un City-Scooter que en muchos mercados hace que no sea obligatorio el uso del casco por la célula de seguridad con arco de seguridad y cinturón de seguridad. Con ese concepto, los hombres de negocios podían moverse hacia sus citas por la gran ciudad sin despeinarse.
Según BMW, la moto debía combinar la eficiencia de tráfico de una moto con el nivel de seguridad de un pequeño y moderno vehículo. Un motor de un cilindro y 15 caballos con 125 centímetros cúbicos propulsaba la C1 al principio. En 2001 se agregó uno de 176 con 18 caballos.
Otro modelo perdedor de BMW fue en 1988 la K1, demasiado futurista para la conservadora clientela de la marca: el diseño anguloso y una pintura en rojo o azul con un llamativo detalle en amarillo hicieron que no encontrara su lugar entonces.
Fotogalería


"No la quería nadie y ahora es la reina de cualquier encuentro de moteros", dice el aficionado Herder. Se vendieron cerca de 7,000 ejemplares entre 1988 y 1993 que ahora se compran por hasta 7,000 euros.
Algo similar le pasó a Willie G. Davidson en 1977. El entonces nuevo diseñador jefe de la marca Harley-Davidson esbozó el modelo deportivo XLCR 1000.
La trasera alargada de la moto V2 completamente negra, el escape ostentoso, el revestimiento deportivo y las ruedas hacían que el modelo fuera muy diferente a todo lo que la firma estadounidense tenía en su oferta. Sólo 3.233 unidades salieron de la fábrica de Milwaukee.
"Una gran parte de las XLCR estuvieron durante muchos años en las esquinas de las tiendas, olvidadas, o inmediatamente reconstruidas", cuenta el portavoz de Harley, Rudi Herzig. Los pocos conductores de una XLCR en estado original saben ahora que poseen una rareza por la que se llega a pagar 15,000 euros.
Un sueño para los que les gustan las motos desnudas con poderosos motores V2 es la Yamaha TR1. En su momento, cuando salió al mercado en 1981, se vendieron 2,200 unidades de un modelo que quería ser deportivo. Markus Biebricher ya va por la tercera TR1 que adquiere y sabe cuáles son sus limitaciones. «Ni el rendimiento ni la suspensión se correspondían con la idea», asegura el aficionado. Si por algo sobresalía era por sus detalles.
Muchos fabricantes japoneses intentaron a comienzos de los años 80 implantar la turbocompresión en los motores de las motos. la consecuencia fue un fracaso en las ventas.
"Los modelos turbo eran objetos de prestigio y debían mostrar lo que técnicamente era posible", explica Manfred Kolb, de Honda. Pero el alto consumo y el exorbitante precio influían en las compras.