La médica española María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, ha destacado que la mala calidad del aire provoca siete millones de muertes al año en todo el mundo, 400,000 de ellas en Europa, y ese dato, ha asegurado, es "desolador".
Neira, quién participó en el Congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica celebrado en Pamplona, subrayó en una entrevista con Efe que los datos de satélite revelan que la contaminación está aumentando en los grandes núcleos urbanos.
La responsable de Salud Pública de la OMS alerta en ese sentido de las conductas irresponsables y "depredadoras" de recursos, porque "el planeta puede vivir sin nosotros perfectamente y nos va a eliminar en cuanto seamos demasiado nocivos".
Pregunta: ¿La contaminación del aire ha influido en la pandemia de covid-19?
Respuesta: Tenemos una evidencia muy clara de que tiene mucho que ver. Es evidente que las personas que viven en núcleos urbanos donde la calidad del aire es mala, donde hay una contaminación alta, esos pulmones son más vulnerables, van a ser más susceptibles. Es un factor de riesgo la contaminación del aire para cualquier agente infeccioso de vías respiratorias. Y el Sars-Cov-2, que tenía esos ingredientes, encontró un territorio bien preparado. De hecho, cada vez tenemos más evidencia científica que demuestra que en aquellas ciudades donde había altos niveles de contaminación la explosión fue incluso más alta.
P: ¿El problema es especialmente grave en grandes ciudades?
R: Hemos sacado hace poco un informe sobre datos de calidad del aire en 6.000 ciudades y ya tenemos una base de datos que la estamos ampliando cada vez más. Desgraciadamente, en los datos que obtenemos a nivel de satélite se ve que esa contaminación está aumentando en los grandes núcleos urbanos.
P: ¿También en los países en vías de desarrollo?
R: Sí. Tenemos problemas como en Nueva Delhi donde, cuando se acaba la cosecha agrícola, esos residuos se incineran y eso genera una contaminación brutal, o lugares como Mongolia, donde usan para calentarse todo lo que encuentran, como vegetales o residuos, y eso crea una contaminación enorme. Los países en vías de desarrollo tienen esa doble contaminación, del tráfico y de los procesos industriales, pero también del hecho de que, para calentarse o para tener un mínimo de luz o para cocinar, usan todavía combustibles fósiles.
P: ¿Y en el caso de Europa?
R: En Europa un poquito estamos mejorando, pero todavía hay 400,000 muertos al año por contaminación del aire y eso es absolutamente inaceptable. En todo el mundo, ese número es desolador, porque cada año son 7 millones de muertes prematuras causadas por la exposición al aire contaminado. Compite con el tabaco, que son poco más de 7 millones.
P: ¿Esa mala calidad del aire tiene un coste económico?
R: Sí, porque no son solo los 7 millones de muertos, es que son las personas que tienen enfermedades crónicas que, aunque no se mueran, tienen una calidad de vida pésima. Y el sistema sanitario tiene que cubrir unos costes que estimamos a nivel global en 5 trillones de dólares al año. Si ponemos todo eso en la balanza, parece absurdo que sigamos obstinándonos en no acelerar esa transición que tantos beneficios para la sociedad tiene.
La cosa más esquizofrénica es que el mundo sigue dando subvenciones a los combustibles fósiles y, cuando se calcula el beneficio que pueden tener esas subvenciones, no se tiene en cuenta que esos combustibles van a generar enfermedades que luego el mismo Gobierno tiene que pagar. El gasto en salud duplica a esos posibles beneficios.
P: ¿El acceso al aire limpio es un derecho básico?
R: Claro. Es como si tuviéramos que negociar el derecho al agua potable (...) El acceso a alimentación segura, agua y aire limpio no tendría que ser ni negociable. Y además, las causas de la contaminación del aire son también las causas del cambio climático, de un estilo de vida absolutamente destructor de los ecosistemas y la biodiversidad, que es lo que también provoca que nuevos virus encuentren un mundo feliz y maravilloso donde crecer y multiplicarse.
P: Es por tanto uno de los grandes retos mundiales para el siglo XXI.
R: Sí. Se predice que las grandes guerras van a venir por el acceso a combustibles, agua y comida. Y todo está muy ligado al planeta. Es como si nos hubiéramos olvidado de que quien nos da de comer y beber y de respirar es el planeta, son los ecosistemas, y nosotros, con la actitud depredadora que tenemos, podemos salir perdedores, porque el planeta puede vivir sin nosotros perfectamente y nos va a eliminar en cuanto seamos demasiado nocivos.
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Neira (OMS): "Contaminación causa 7 millones de muertes al año, es desolador"
La cosa más esquizofrénica es que el mundo sigue dando subvenciones a los combustibles fósiles y, cuando se calcula el beneficio que pueden tener esas subvenciones, no se tiene en cuenta que esos combustibles van a generar enfermedades que luego el mismo Gobierno tiene que pagar. El gasto en salud duplica a esos posibles beneficios.