De acuerdo al reporte presentado por el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT por sus siglas en inglés), esta regulación podría robustecerse, eliminando sus limitaciones estructurales y así, convertirse en una herramienta clave para alcanzar las metas climáticas de México, fomentar tecnologías limpias y fortalecer el mercado interno automotriz.
Desde su implementación en 2013, la NOM 163 ha regulado la eficiencia energética de vehículos ligeros comercializados en México, estableciendo límites de consumo de combustible para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La Fase 2 de esta norma introduce ajustes e incentivos como flexibilidades y créditos para fomentar tecnologías avanzadas y vehículos eléctricos.
Sin embargo, acorde a los datos arrojados por el reporte, aunque estos mecanismos pueden ser útiles, su uso excesivo diluye la efectividad de la norma y genera un desequilibrio entre el cumplimiento normativo y los resultados tangibles en eficiencia energética y reducción de emisiones, "si bien la NOM 163 ha sido un paso importante hacia un transporte más sostenible, las flexibilidades actuales limitan su pleno potencial y efectividad", afirma Leticia Pineda, Líder Regional para México y Canadá del ICCT.
Limitaciones estructurales de la NOM 163 Fase 2
La Fase 2 de la norma se aplica solo a los modelos 2025-2027, dejando al país sin una estrategia regulatoria más allá de ese periodo. Esto genera incertidumbre para los fabricantes, dificulta mayores inversiones en tecnologías de bajas emisiones y limita su potencial para fomentar una transición sostenida hacia la electrificación del transporte.
Mecanismos como las flexibilidades incluidas en la norma permiten promediar la eficiencia energética entre modelos, logrando cumplir los estándares sin reducciones reales en el consumo de combustible. Los créditos otorgan incentivos adicionales a los fabricantes por cada vehículo eléctrico producido, multiplicando con ello su impacto en los cálculos promedio. En México, estos créditos pueden contabilizarse hasta trece veces y media, lo que en la práctica reduce la presión para mejorar los vehículos de combustión interna. Se incluyen también créditos para tecnologías "fuera de ciclo" y para mejoras en sistemas de aire acondicionado, así como multiplicadores para tecnologías eficientes como híbridos y eléctricos. Sin embargo, estos mecanismos generan impactos limitados en el mercado interno.
"Los créditos y flexibilidades, aunque diseñados para fomentar tecnologías avanzadas, han reducido la presión para que los fabricantes realicen cambios sustantivos en sus vehículos de combustión interna", señala Pineda. Esto refleja la necesidad de establecer mecanismos más estrictos que garanticen mejoras reales en la eficiencia energética y en la reducción de emisiones, evitando que estos incentivos se conviertan en simples herramientas de cumplimiento normativo.
El mercado interno: Una oportunidad desaprovechada
A pesar de ser una potencia global en la manufactura automotriz, México no ha conseguido que los vehículos disponibles en el mercado interno cumplan con altos estándares de emisiones y tecnologías limpias. En 2024, un menor porcentaje de las ventas nacionales correspondieron a vehículos eléctricos, todos ellos importados.
Esta realidad subraya la urgencia de fortalecer el mercado interno mediante políticas que impulsen tanto la producción como la comercialización de vehículos eléctricos. Como explica el reporte del ICCT, la NOM 163 Fase 2, en su forma actual, no logra incentivar un desarrollo equilibrado entre el mercado interno y las demandas internacionales, una regulación más estricta podría traducirse en beneficios directos para los consumidores, como el ahorro en gasolina; en reducciones significativas de emisiones contaminantes y sus efectos en el cambio climático; en la aceleración en la adopción de tecnologías cada vez más limpias y en la mejora de la competitividad del sector automotor en México.
Impacto en las metas climáticas de México
Asimismo, el reporte destaca que una mayor ambición en la NOM 163 Fase 2 permitiría a México avanzar en sus compromisos climáticos internacionales, como la reducción del 35% de emisiones de GEI para 2030 y que el 50% de las ventas de vehículos sean eléctricos ese mismo año. "Además, una regulación más rigurosa pudiera generar oportunidades de empleos verdes, innovación tecnológica y posicionar a México como líder en tecnologías limpias, atrayendo inversiones y fortaleciendo su competitividad global", puntualiza Pineda.
Recomendaciones del ICCT
El Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT) ha subrayado la necesidad de revisar y fortalecer la NOM 163 Fase 2 para maximizar su impacto. Entre sus recomendaciones se incluyen:
Establecer metas más ambiciosas y de largo plazo: Extender los objetivos de eficiencia energética hasta 2035, asegurando una transición progresiva hacia vehículos más limpios.
Reducir las flexibilidades y créditos: Es decir, limitar los incentivos incluidos en la norma con el objetivo de garantizar que las mejoras en eficiencia energética sean reales y se traduzcan en beneficios tangibles.
Fortalecer el mercado interno: Promover políticas e incentivos que impulsen la producción y adopción de vehículos eléctricos en México, beneficiando directamente a los consumidores nacionales y fomentando el desarrollo de cadenas de suministro locales.
La NOM 163 Fase 2 tiene el potencial de convertirse en un instrumento clave para transformar el sector automotor mexicano; sin embargo, su diseño actual pudiera robustecerse para alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos y económicos del país. Esto garantizaría no solo su competitividad en el mercado automotor internacional, sino también un impacto positivo en la calidad de vida de la ciudadanía.