Contempla la necesidad de construir y actualizar, con criterios claros y transparentes, los inventarios de emisiones de fuentes móviles; realizar investigaciones para generar información y sistemas para diseñar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático para el sector transporte.
Considera imperativo promover, mediante esquemas financieros y fiscales atractivos, la inversión en la modernización de la flota vehicular; detonar la inversión en infraestructura ferroviaria y portuaria, para incentivar el uso del ferrocarril y barcos; además de optimizar la articulación de los distintos modos de transporte, a fin de potenciar el traslado multimodal en sistemas de transporte limpios y eficientes.
Puntualiza que alternativas como el cabotaje y el Transporte Marítimo de Corta Distancia (TMCD) deben estar consideradas en la visión integral de prevención de los efectos del cambio climático.
Estima indispensable incentivar el uso de tecnología que disminuya la emisión de carbono negro, promover el empleo de biocombustibles y renovar los equipos de ayuda a la navegación aeronáutica en distintos puntos estratégicos, con el fin de hacer más eficientes las rutas.
Por otra parte, afirma que uno de los factores que contribuyen a la seguridad vial es la conservación de la infraestructura carretera, en buen estado y aceptable, porque de esta manera disminuyen los accidentes al contar con tramos en mejores condiciones.