España enmienda así su desempeño de 2017, cuando se situó como el cuarto país que más aumentó sus emisiones en comparación con el año anterior, un 7.4 por ciento. En el conjunto de los Veintiocho, también se habían incrementado en un 1.8 por ciento.
En 2018, sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono cayeron en 20 de los 28 estados miembros de la Unión, con Portugal al frente de los descensos (-9 por ciento), seguida de Bulgaria (-8.1 por ciento), Irlanda (-6.8 por ciento) y Alemania (-5.4 por ciento).
Por el contrario, los incrementos más importantes se observaron en Letonia (8.5 por ciento), Malta (6.7 por ciento), Estonia (4.5 por ciento) y Luxemburgo (3.7 por ciento).
Las emisiones de España representaron un 7.7 por ciento del CO2 emitido en el conjunto de la UE, la misma cota que en 2017, superada por Alemania (22.5 por ciento), Reino Unido (11.4 por ciento), Polonia (10.3 por ciento), Francia (10 por ciento) e Italia (10 por ciento).
Eurostat recuerda en un comunicado que "las emisiones de CO2 contribuyen significativamente al calentamiento global y representan alrededor del 80 por ciento del total de emisiones de gases de efecto invernadero en la UE".
"Están influenciados por factores tales como cambio climático, crecimiento económico, tamaño de la población, transporte y actividades industriales", añade la nota.
Esa agencia comunitaria agrega que "las importaciones y exportaciones de productos energéticos -como el carbón- tienen un impacto en emisiones de CO2 en el país donde se queman los combustibles fósiles (...) mientras que la electricidad importada no tiene un efecto directo en las emisiones del país importador, pero afecta al país exportador en el que se produjo".
Las cifras publicadas por Eurostat no incluyen las emisiones procedentes de la combustión de desechos no renovables, precisa.