Si bien es cierto que entre 2014 y 2016 los esfuerzos parecían enfocarse en la dirección adecuada, las emsiones de 2017 presentaron un incremento del 1.6 por ciento. Analistas preven que el aumento para el 2018 superará incluso el 2 por ciento y todo debido al uso de los combustibles fósiles, cuyo uso crece a un 3 por ciento anual.
”El incremento del 1.6 por ciento en 2017 y más del 2 por ciento en 2018 demuestra claramente que es necesario hacer más para reducirlas”, señaló en un comunicado el investigador Robbie Andrew, del Centro para la Investigación Internacional Climática de Oslo.
Si bien es cierto que la demanda global de energía es lo que no permite una disminución más sustancial, las voces de los especialistas coinciden que todos los países deben trabajar de manera conjunta porque han contribuido al crecimiento de las emisiones.
Las medidas de China fueron clave para explicar la ralentización que se registró entre 2014 y 2016, aunque 2017 reportó un incremento.
En Estados Unidos las emisiones declinaron a un ritmo del 1.2 por ciento anual desde 2007, pero en 2018 se ha detectado un “sólido incremento” que se acerca a un peligroso 2.5 por ciento.