La ministra de Industria y Comercio, Liz Cramer, y el canciller Luis Alberto Castiglioni señalaron en una rueda de prensa que las negociaciones con Brasil comenzarán tras la Cumbre del Mercosur, que se celebrará la próxima semana en Argentina, y que supondrá un "espaldarazo político" para que ambas partes se sienten a la mesa.
Insistieron en que el borrador de un acuerdo del Gobierno paraguayo anterior, presidido por Horacio Cartes (2013-2018), no respondía a los intereses del país y, por esa razón, decidieron impugnarlo y elaborar uno nuevo que "precautele los intereses de todos", según el canciller.
Ese fue uno de los pocos datos que los ministros ofrecieron acerca de sus posiciones en la negociación y del pacto que esperan alcanzar con Brasil para que la exportación de autopartes siga siendo beneficiosa para la industria paraguaya.
Hasta la semana pasada, este sector se había beneficiado de la falta de acuerdo bilateral, ya que la industria automotor, como la azucarera, quedaban al margen de las normas del Mercosur.
Sin embargo, la Receita Federal (agencia de servicios de ingresos federales) de Brasil puso fin a esa situación ventajosa con la imposición de un arancel del 16 % a la exportación de autopartes paraguaya, que obligó a una rápida reacción del gobierno.
Brasil había exigido hasta ahora que Paraguay elevara sus impuestos a la importación de vehículos usados, una actividad frecuente en Paraguay con la compra de vehículos de segunda mano vía Chile, y también un aumento arancelario a la importación de autos nuevos extrazona Mercosur.
Una condición que estaba dispuesto a aceptar el Ejecutivo anterior pero que a la que el actual gobierno se opuso, según los ministros.
"Este no es un acuerdo donde hay un solo punto a tratar, que fuese el tema de los autos usados. Es un acuerdo muy complejo", explicó Cramer.
"Entre las cosas que habíamos rechazado cuando nos presentaron hasta dónde habían avanzado las negociaciones estaba, por ejemplo, que elevemos nuestros impuestos para vehículos extrazona de 20 al 35 por ciento, como se tiene en otros países, había un tema de cuotas...", añadió.
Castiglioni quiso tranquilizar al sector de importadores de vehículos de segunda mano, que se perfilan como uno de los principales afectados por el posible acuerdo con Brasil.
"Nosotros vamos a sentarnos en la mesa de negociación contemplando sus intereses, los tenemos muy presentes a ellos, es un sector importante en la economía nacional y tienen el legítimo derecho de desarrollar sus actividades dentro de la ley", aseguró.
Aclaró también que "no hay ningún problema con Brasil", a pesar de este arancel o de otra medida adoptada hace unas semanas para restringir el envío de reales, la divisa brasileña, desde Paraguay a Brasil, por el comercio fronterizo.
El canciller enumeró una serie de obras de infraestructuras conjuntas como muestra de su buen entendimiento y recalcó que la buena sintonía política con el Gobierno de Jair Bolsonaro les permite "corregir algunas situaciones", como la medida arancelaria.