Si bien esta medida es independiente a la renegociación del acuerdo comercial y no ha contaminado el ambiente del proceso entre las tres naciones involucradas, “es un irritante para México y otros países”, abundó.
La medida anunciada el pasado 1 de marzo va por la imposición de aranceles de 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio, pero aún se espera el anuncio oficial del martes próximo.
Esto se ha determinado amparados bajo la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, la cual avala limitar las importaciones con el argumento de la seguridad nacional del país vecino del norte.
En el último día de los trabajos de discusión de la séptima ronda del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), celebrada en la Ciudad de México, Behar aseguró que la 232 causará una “distorsión” en el mercado, por lo que México debe “reaccionar de manera equivalente”.
Sin embargo, apuntó que es necesario esperar a tener definidos los detalles al respecto para tomar una decisión.
Al respecto, la Cámara Nacional de la Industria del Aluminio (Calum) manifestó hoy su preocupación y propuso hacer una estrategia adecuada y conjunta con el gobierno para que las medidas salvaguarden en un amplio sentido a la industria.
“Confiamos plenamente en que el gobierno de México adoptará una reacción rápida en caso de que sean afectadas nuestras exportaciones de aluminio por cualquier medida restrictiva”, expuso en un comunicado.
Señaló que es necesario responder de forma recíproca mediante las acciones apropiadas para defender a la industria y a los miles puestos de trabajo del sector mexicano del aluminio, toda vez que hoy vive una etapa muy difícil por el exceso de importaciones desleales de aluminio, principalmente asiático.
De ahí que este organismo espera que México sea excluido de la sección 232 por lo que hace a las exportaciones mexicanas de productos de aluminio a ese país, a fin de evitar una guerra comercial que afectaría a las cadenas productivas de ambos países.