La economía mundial se globalizará más en los próximos tres años, dijeron la consultora Ernst & Young y el prestigioso centro de estudios Economist Intelligence Unit.
El informe "Winning in a polycentric world: Globalization and the changing world of business" muestra cómo las 60 mayores economías del mundo profundizarán en el proceso de globalización de 2011 a 2014.
El informe compara el grado de globalización alcanzado por las 60 mayores economías del mundo con relación a su Producto Interior Bruto (PIB) y tiene en cuenta una encuesta realizada en noviembre de 2010 a más de 1,000 altos cargos ejecutivos de empresas de todo el mundo sobre qué opinión les merece la globalización.
El índice de globalización elaborado para este informe tiene en cuenta indicadores de cinco categorías: la apertura al comercio, los movimientos del capital, intercambio de tecnología e ideas, movimientos laborales y la integración cultural.
El índice mide el nivel de globalización en términos relativos en lugar de absolutos, es decir el comercio de un país, su inversión, tecnología, fuerza laboral e integración cultural con otros países se mide en relación a su PIB en lugar de por el valor absoluto de aquellos elementos que intercambian.
Debido a la crisis mundial, la globalización se vio frenada en 2009 y sólo registró un pequeño avance el año pasado. Sin embargo, la recuperación de la economía a nivel global, la innovación tecnológica y el crecimiento de los mercados emergentes favorecerá una aceleración de este proceso en los próximos meses, añade el informe.
La lista está encabezada por Hong Kong y en el último lugar, el 60, se sitúa Irán.
Estados Unidos ocupa el puesto 28 y Chile, el primer país latinoamericano que aparece en la lista, el 29. Japón, la tercera economía mundial, ocupa el puesto 42 y Brasil el 46.
Los puntos más valorados de México son el movimiento de capitales y la actividad comercial y en el que más bajo es puntuado es en el de intercambio tecnológico.
El informe también destaca que el gran reto para las compañías es integrar dos tendencias: la globalización que anima a las empresas a expandirse internacionalmente y a operar de forma global y las diferencias entre cada mercado que exige también a las compañías un enfoque más local.