Después de la huelga parcial de maquinistas y transportadoras fluviales del miércoles y del metro, el jueves, el paro de esta jornada, de 24 horas, se convocó también en protesta por los cortes salariales de los sucesivos planes de austeridad del Gobierno portugués.
De los 1,700 trenes que circulan en Portugal habitualmente, apenas 425 cumplieron sus trayectos, de acuerdo con los portavoces de CP, mientras que los sindicatos cifraron el seguimiento en un 90 por ciento.
Fuentes de la empresa indicaron que a primera hora de la mañana no se habían cumplido los servicios mínimos, aunque éstos apenas afectaron a diez trenes, situación que cambió a medida que avanzó el día.
Los organizadores de la huelga acogieron con satisfacción la adhesión de los trabajadores y resaltaron que el 90 por ciento de los servicios de expedición billetes estaban cerrados.
La escasez de servicios obligó a muchos portugueses a escoger medios de transportes alternativos, entre ellos los autobuses, cuya demanda aumentó entre un 25 y un 30 por ciento en una de las principales líneas del país.
Estas movilizaciones laborales coinciden con la caída del Ejecutivo presidido por el socialista José Sócrates, que el miércoles presentó su dimisión después de que el Parlamento rechazara su último paquete de medidas de ajuste económico.