Según la anécdota narrada por el entonces jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, el monarca español sonrió y le contestó al histórico líder cubano algo que desde entonces repitió varias veces en público: "Ser heredero es prepararse para ser rey".
El príncipe Felipe de Borbón no sólo ha dedicado décadas a prepararse para dicha tarea. En los últimos años, su presencia en la vida pública y sus funciones de representación de la Corona ha ido incrementándose exponencialmente hasta tener la agenda más intensa de la Casa Real, por delante incluso de su padre.
Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia -su nombre completo- nació en Madrid el 30 de enero de 1968 y comenzó a prepararse para asumir el trono por lo menos desde que cumplió los nueve años de edad y asumió el título de Príncipe de Asturias.
Pese a ser menor que sus hermanas Elena y Cristina, fue nombrado heredero en base a las normas de sucesión dinástica imperantes por ser el único varón entre los hijos de los reyes Juan Carlos y Sofía.
Su padre ha dicho de él en varias ocasiones que será "el Borbón mejor preparado para la historia de España". De entrada se convertirá en el primer rey español con una licenciatura universitaria, en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, y un máster, en Relaciones Internacionales por la Universidad de Georgetown en Estados Unidos.
Además, ha realizado carrera de oficial en las tres ramas del Ejército -actualmente es teniente coronel del Ejército de tierra, capitán de fragata y teniente coronel del Aire- y habla a la perfección el inglés y el francés. En ocasiones, sus discursos en estos idiomas resultan incluso más fluidos que en español.
Un episodio importante de su formación fue presenciar la gestión de crisis llevada a cabo por su padre para mantener las riendas del país durante el golpe de Estado frustrado del 23 de febrero de 1981, cuanto tenía apenas 13 años.
Entre sus aficiones destacan los automóviles y las motos, los deportes acuáticos -sobre todo la vela-, el esquí o el squash, así como bailar salsa, leer, escuchar música, ir al campo o navegar en Internet. Testigos aseguran que le encanta acudir sin gran escolta a un restaurante de cocina turca en el centro de Madrid, donde el menú no supera los 10 o 12 euros.
Felipe está acostumbrado a que hablen de él. Con 1,97 metros de estatura, ojos azules y cabello crespo, fue considerado durante años uno de los solteros más cotizados de Europa y sus noviazgos fueron un tema frecuente en la prensa del corazón, mientras los españoles se preguntaban: ¿Cuándo se va a casar?
Mucho se escribió sobre sus romances de juventud con Isabel Sartorius o Eva Sannum y la supuesta oposición del rey a que contrajera matrimonio con alguna de ellas. Finalmente, se anunció por sorpresa su compromiso con Letizia Ortiz, una periodista de televisión divorciada con la que se casó el 22 de mayo de 2004 y con la que tiene dos hijas: Leonor y Sofía.
Desde entonces, otra pregunta pasó a ocupar a los medios de comunicación: ¿Cuándo se convertirá en rey?
Ante la crisis vivida por la Corona tras sucesos como la cacería de elefantes del monarca en Botsuana y, sobre todo, el escándalo de corrupción en el que se vieron envueltos la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Felipe fue asumiendo cada vez más compromisos de su padre, hasta llegar a superar con creces a la de este último. Tan sólo en el año 2012, Felipe participó en 253 actividades oficiales, 96 de ellas en el extranjero y casi el doble de las 131 de su padre.
Pronto, en medio de los esfuerzos de la Corona por reparar su imagen dañada, periodistas expertos en asuntos monárquicos comenzaron a hablar de la puesta en marcha de una "Operación Felipe".
Si desde mediados de los años 90 el heredero al trono español venía asistiendo a las ceremonias de investidura de presidentes de América Latina y se le veía al lado de su padre en numerosos actos públicos, últimamente era frecuente ya verlo solo o acompañado tan sólo de Letizia en visitas al Ejército, entregas de premios, inauguraciones de empresas o finales de campeonatos deportivos.
Pero su influencia en la Casa Real fue más allá de su presencia pública. Según versiones de prensa, Felipe fue quien animó al rey a pedir perdón por su cacería de Botsuana, algo que no vieron con buenos ojos los defensores más acérrimos de la monarquía. También sería obra suya la política de comunicación más aperturista de la Corona puesta en marcha por su jefe de prensa, Javier Ayuso.
Comentaristas de prensa presentan desde hace tiempo a Felipe como "la gran esperanza de la monarquía en España". Ahora, tras una larga preparación, todos los ojos están puestos en él.