El Shen Neng I, que transportaba petróleo y carbón de China al puerto australiano de Gladstone, está siendo ahora conducido hacia el puerto más cercano, pero se ha advertido de la posibilidad de que el barco se parta y libere toda su carga, empeorando la situación.
Hasta el momento, el vertido está relativamente bajo control, ya que el barco ha derramado tan sólo dos de las 975 toneladas de carburante que transportaba. Es de vital importancia, sin embargo, contener la fuga, ya que tan sólo con lo derramado hasta el momento se ha creado una marea negra de más de tres kilómetros de largo.
En todo caso, las labores de rescate tardarán varias semanas en completarse y las condiciones meteorológicas pueden jugar un papel clave en el éxito de la operación. Por otro lado, se está intentando disolver el carburante con productos químicos y preparando la colocación de un sistema de barreras que permitirían aislar la mancha de petróleo.
Al parecer, el barco se había desviado de la ruta prevista y se encontraba navegando dentro de la zona protegida de los arrecifes. Aunque aún está por aclarar si hubo o no negligencia por parte de los responsables del barco, lo cierto es que, según han comentado las autoridades australianas, el barco entró en un área restringida, por lo que se ha anunciado la creación de una comisión especial para evaluar daños y responsabilidades.
En caso de ser hallada culpable, Shenzhen Energy, la empresa propietaria del barco y filial de la mayor empresa de transporte marítimo de China, debería pagar una multa de 920 mil dólares estadounidenses, mientras que el capitán del barco debería pagar otros 220 mil dólares.
A pesar de todo, según las autoridades australianas, la prioridad en estos momentos es proteger la barrera de coral, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981 y uno de los tesoros más preciados por su biodiversidad en el mundo.