Los eurodiputados aprobaron por un estrecho margen -334 votos a favor, 315 en contra y 63 abstenciones- una enmienda por la que se oponen a la subasta de nuevos derechos de emisión para evitar su entrada en el mercado europeo (ETS, por sus siglas en inglés) y contrarrestar su saturación.
La Eurocámara sí ha dado su visto bueno a que los vuelos transcontinentales dejen de pagar temporalmente por el CO2 que emiten, para facilitar un acuerdo global de reducción de las emisiones de la aviación en el seno de la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO).
Tras el rechazo del retraso de las subastas de nuevos derechos de emisión, propuesto por la Comisión Europea en noviembre, el texto deberá volver a ser debatido ahora en las comisiones parlamentarias competentes, explicó a Efe un portavoz parlamentario.
El objetivo de esta medida es aumentar el precio de los derechos, que actualmente se encuentra muy por debajo del valor que se esperaba que adquirieran cuando se crearon.
El sistema se diseñó para que el precio de los derechos de emisión se mantuviera entre los 25 y los 30 euros, pero se encuentra entre los 3 y los 5 euros, según los grupos ecologistas Red de Acción por el Clima (CAN) Europa y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), que denunciaron recientemente que esto supone que una tonelada de CO2 cuesta menos que una hamburguesa.
Este desajuste se debe a que el número de derechos que se iban a subastar hasta 2020 se calculó en base a la cantidad de emisiones que producía la industria europea antes de que estallara la crisis, que ha provocado una caída en picado de la actividad industrial y, por tanto, de las emisiones.
Como consecuencia, los precios se han desplomado, de manera que se pierde el efecto disuasorio del sistema de comercio de emisiones europeo, cuyo último fin es incentivar a las empresas a ser menos contaminantes.
Las empresas deben contar con un número de derechos de emisión que cubran todas las toneladas de CO2 que emiten para evitar ser multadas, de manera que si es eficiente y le sobran, puede volver a vender estas licencias en el mercado a empresas más contaminantes y obtener un beneficio económico por ellas.
La comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, lamentó el resultado del voto y defendió que Europa necesita un mercado del CO2 "robusto" para cumplir con sus objetivos en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, las organizaciones ecologistas criticaron la decisión del pleno, un voto "contra el clima y a favor de más contaminación", según CAN Europa y WWF, y que supone un "importante revés" para la política climática de la Unión Europea (UE), según Greenpeace.
Por otra parte, los eurodiputados dieron su visto bueno a la suspensión temporal de la inclusión de los vuelos transcontinentales en el sistema ETS, que obliga desde enero de 2012 a las aerolíneas a pagar por la contaminación atmosférica que producen.
Esta medida causó un enfrentamiento directo entre la Unión Europea y varios países como Estados Unidos, China, Canadá, México o Rusia, una decisión que consideran "unilateral" y discriminatoria.
En su última asamblea del 9 de noviembre, los miembros de la ICAO hicieron ciertos progresos de cara a pactar un sistema global de emisiones, por lo que la UE se muestra confiada en que se logre finalmente un acuerdo durante su próxima reunión en septiembre de 2013.