Así lo señaló el consejero delegado de British Petroleum, Tony Hayward, en declaraciones al diario Financial Times en la localidad de Venice (Luisiana, Estados Unidos), desde donde supervisa las labores de contención de la marea negra.
"Estoy seguro de que cuando repasemos lo ocurrido, pensaremos en cosas que habría que hacer y la industria seguirá trabajando", dijo Hayward, que calificó el desastre como "un momento transformador para la industria petrolera de aguas profundas no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo".
"No es posible predecir en este momento, en que estamos respondiendo (al desastre ocurrido) qué transformaciones sufrirá, pero va a haber cambios y son necesarios", afirmó.
Hayward dijo que entre otras cosas la industria tendrá que revisar las regulaciones de los mecanismos destinados a prevenir las explosiones, que fallaron en la plataforma del Golfo de México.
El mecanismo, que hay que probar cada dos semanas, lo fue diez días antes del incidente por Transocean, propietaria de la plataforma, que dictaminó que todo funcionaba normalmente.
"Va a haber que centrarse en el mecanismo de prevención de explosiones para determinar por qué falló cuando había estado sometido a pruebas muy rigurosas", agregó el máximo responsable de la petrolera británica.
Hayward comparó la relación entre BP y Transocean como la que existe entre el arquitecto y el constructor: la primera diseñó el pozo petrolero y la segunda se encargó de construirlo.
"Nosotros tenemos a un par de personas en la plataforma petrolera para asegurarnos de que se cumplieron nuestras instrucciones, pero esas personas no son las encargadas de supervisar la seguridad de la plataforma. Eso es responsabilidad de Transocean", explicó.
El consejero delegado de BP se mostró de acuerdo con el anuncio del secretario del Interior estadounidense, Ken Salazer, en el sentido de que el gobierno de Washington no concedería más licencias de perforación hasta que se publicas este mes el informe de seguridad que ha ordenado el presidente Barack Obama.