Esta renovación a cargo de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) de la Ciudad de México comenzó con la colocación de barreras que permitieron seccionar la plaza y con levantamientos topográficos para el diseño de los cruceros seguros.
Con la rehabilitación se aumentará en 10 por ciento la zona peatonal, al pasar de 20,788 metros cuadrados a 22, 777; modernizar totalmente la superficie con materiales resistentes y con acabado arquitectónico, colocar elementos de accesibilidad, implementar cruceros seguros, habilitar un sistema de anclaje y otro de drenaje de agua pluvial que evite inundaciones en la plaza pública más importante del país.
Las obras consisten en la demolición total de la superficie actual y la integración de un carril de circulación a la zona peatonal; se tiene previsto que en total se retiren 2 mil 300 metros cúbicos de residuos de construcción, los cuales serán sustituidos por concreto hidráulico.
El secretario de Obras y Servicios, Edgar Tungüí Rodríguez, expuso que las actividades y materiales utilizados en esta transformación de la Plaza de la Constitución poseen las características que logran el equilibrio idóneo entre la preservación del Monumento Histórico, la estética y su funcionalidad.
“La administración del doctor Miguel Ángel Mancera Espinosa devolverá a la ciudadanía una Plaza de la Constitución digna y limpia para que continúe como uno de los espacios más visitados en la Ciudad. Con esta intervención se consolida el nuevo modelo de movilidad en el Centro Histórico, es el prototipo representativo de los diversos esfuerzos de peatonalización, conservación histórica y fomento turístico”, manifestó.
El titular de la Sobse reiteró que durante la ejecución de las labores, se contará con el acompañamiento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para garantizar la protección de la Plaza de la Constitución, la cual no había sido restaurada desde hace 60 años.
“Recordemos que desde que iniciamos con este proyecto fundamental para nuestra ciudad nos hemos coordinado con el personal del INAH para realizar una obra que proteja el Zócalo y que permita modernizarlo; realizamos el trabajo de calas para descartar la existencia de vestigios arqueológicos y tendremos su acompañamiento durante todo el proceso”, detalló.
El proceso constructivo requiere de la demolición de 50 centímetro de la superficie actual del Zócalo, la compactación del terreno natural, la aplicación de relleno fluido y la colocación de concreto hidráulico. Previo al fraguado del concreto, se dará un acabado denominado biselado y se seccionará en losetas de dos por dos metros.
Las actividades se realizarán las 24 horas del día, estarán a cargo de la empresa Procesos de Ingeniería Aplicada y avanzarán gradualmente para conservar abierta a los peatones algunas zonas de la plancha. Esta renovación concluirá antes de septiembre para que las fiestas patrias sean celebradas como tradicionalmente se acostumbra.