Las exposiciones se realizaron en el marco del foro "Biocombustibles: tecnología de la agroindustria productora y procesadora de caña de azúcar", que inició hoy en la capital guatemalteca, fue organizado por la Asociación de Azucareros de Guatemala (ASAZGUA) y se extenderá hasta el martes.
"Se trata de un encuentro en el que buscamos intercambiar experiencias y alcanzar acuerdos para desarrollar la producción" de biocombustibles en Guatemala, dijo a los periodistas Armando Boesche, gerente de ASAZGUA.
Durante los dos días de la actividad se tienen programadas la realización de conferencias técnicas y comerciales por parte de expertos brasileños, así como la realización de una rueda de negocios entre representantes de ambos países.
El objetivo del encuentro, señaló Boesche, es que los expertos y los empresarios interesados discutan sobre la situación "global y nacional" de los biocombustibles, así como las últimas innovaciones tecnológicas que se ofrecen en el tema de energías renovables.
Boesche dijo que la industria azucarera guatemalteca tiene capacidad de producir las cantidades de etanol que se necesitan para mezclarlo con los combustibles convencionales hasta un 10 por ciento y con ello satisfacer las necesidades de consumo del país.
Sin embargo, señaló, para concretarlo, los productores e inversionistas necesitan la aprobación de una ley que permita la producción y comercialización de biocombustibles.
Por su parte, Flavio Castelar, uno de los integrantes la delegación brasileña, dijo a los periodistas que su país está interesado en "compartir sus experiencias" en el campo de los biocombustibles, principalmente lo relacionado con la producción del etanol, "para que se apliquen por los productores" guatemaltecos.
En la actualidad el etanol que producen los cinco ingenios azucareros más grandes del país, que el año pasado superaron los 200 millones de litros, valorados en 150 millones de dólares, son utilizados, una parte, para consumo interno de esas empresas, y la otra para exportación.
El etanol, que se obtiene a partir de la fermentación de productos agrícolas como caña de azúcar, remolacha, maíz, trigo, cebada y tubérculos, al mezclarse con la gasolina aumenta el octanaje de esta hasta en tres unidades y reduce los niveles de contaminación.