"Actualmente petróleo y gas están subiendo a la superficie" por el conducto, dijo Kent Wells, vicepresidente ejecutivo de la compañía, en una rueda de prensa.
El tubo tiene unos mil 600 metros de largo, la distancia entre el suelo del mar al Discover Enterprise, un barco que almacena el crudo y que quema el gas.
Wells dijo no saber aún el volumen de hidrocarburos que se está recogiendo de ese modo y explicó que la compañía aumentará "muy lentamente" la cantidad que deja subir por el tubo.
"Recogeremos tanto como podamos, pero en este momento no sabemos cuál será el porcentaje", señaló.
El conducto está lleno de hidrógeno, que será retirado progresivamente para permitir el paso de los hidrocarburos.
El peligro es que entre agua del mar por él y se formen cristales de gas, los cuales podrían impedir el flujo del carburante a la superficie.
Eso fue lo que pasó en un intento anterior, cuando la empresa colocó sobre la fuga una caja de cemento y acero de 90 toneladas, que tuvo que retirar al obstruirse con cristales.
Para no correr la misma suerte, la empresa ahora está inyectando metanol, un compuesto que dificulta la condensación del gas.
Los expertos de BP intentaban desde el viernes insertar el tubo, que está provisto de un sello de goma para bloquear el agua salada, en la abertura principal por donde sale el petróleo.
Sus robots submarinos lograron hacerlo al filo de la medianoche del sábado, tras lo cual el sistema operó durante unas cuatro horas.
Paró de funcionar cuando el conducto, de unos 10 centímetros de diámetro, se salió de su sitio al enredarse algunos de los cables usados en la operación, pero BP consiguió hoy poner la cañería de nuevo.
También existe una fuga secundaria por la que sale una cantidad menor de petróleo y de la que BP se ocupará posteriormente.
Wells dijo que entre los próximos siete a diez días sus expertos se prepararán para tapar el agujero con material de desecho, como neumáticos viejos, bolas de golf, plástico y cuerdas, encima de lo cual echarán barro y cemento.
La empresa también ha colocado en el suelo marítimo una nueva caja de cemento y acero, pero más pequeña, para su uso si fuera necesario.
La solución permanente es desviar el crudo que emerge del yacimiento y para ello la compañía está taladrando un pozo alternativo, pero aún tardará meses en terminarlo.
El gobierno de Estados Unidos ha calculado que del pozo salen unos 5 mil barriles de petróleo al día, pero algunos científicos que han analizado las imágenes de la fuga aseguran que el volumen real podría encontrarse entre los 25 mil y 80 mil barriles diarios.
La discrepancia en los números podría explicarse porque el gobierno usa imágenes de satélite para evaluar el tamaño del vertido, pero buena parte del petróleo podría estar bajo la superficie.
Científicos que trabajan en el buque de investigación Pelican dicen haber descubierto enormes columnas de crudo a distintas profundidades, según informaron hoy varios medios de prensa estadounidenses.
Una de ellas tiene una extensión de 16 kilómetros de largo por 5 kilómetros de ancho.
El nivel de oxígeno en algunas zonas cercanas a las columnas ha caído un 30 por ciento y sigue bajando, de acuerdo con sus cálculos, lo que pone en peligro la vida marina en la zona.
Los científicos creen que el petróleo no ha ascendido a la superficie por los efectos de los productos químicos usados para diluirlo en pequeñas gotas.
BP está inyectando esos compuestos en el origen de la fuga para facilitar su absorción por microorganismos marinos.
Anteriormente esos disolventes sólo se habían usado en la superficie del mar, pero la compañía recibió la autorización de las agencias estadounidenses para su empleo submarino ante el tamaño de este vertido.
El crudo lleva escapando al Golfo de México desde el 20 de abril, cuando una explosión destruyó la plataforma petrolera Deepwater Horizon y mató a once trabajadores.