El año arrancó con cambios en el área de restricción al tráfico en el centro de la capital española, un proyecto conocido como Madrid Central que puso en marcha el anterior equipo municipal de gobierno, que ahora ha ampliado la prohibición a más vehículos y ha modificado su perímetro.
Las nuevas medidas para los vehículos que carecen de distintivo ambiental -gasolina anteriores al año 2000 y diésel previos a 2006- prohíben acceder al área de Madrid Central incluso con invitación y a quienes disponen de plaza de garaje.
Tampoco entrarán los vehículos de carga de hasta 3.500 kilogramos de masa autorizada más viejos y contaminantes y se salvan los turismos de los establecimientos de comercio, restauración y hostelería, aquellos que trabajen en el centro de Madrid de madrugada y los que acceden a talleres de reparación.
En Barcelona, por su parte, se ha puesto en marcha una ZBE que prohíbe la circulación dentro de un área de más de 95 kilómetros cuadrados a los vehículos más contaminantes, una de las zonas más grandes de Europa, a turismos, motos y ciclomotores que no dispongan de etiqueta ambiental de la Dirección General de Tráfico.
Quedan exentos los vehículos dedicados al transporte de personas con movilidad reducida o dependientes del transporte privado por razones médicas, aunque no dispongan de etiqueta, y los que prestan servicios funerarios, de transporte médico, bomberos y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre otros.
Los planes puestos en marcha por Madrid y Barcelona coinciden con episodios de contaminación en numerosos puntos de España, debido a la persistencia de un anticiclón, espesas nieblas en el interior peninsular y la ausencia de viento, que han obligado a activar protocolos temporales en algunas ciudades del país.