Luego de participar en la ceremonia del 80 Aniversario de Alcohólicos Anónimos, el comisionado adelantó que han sostenido conversaciones con la mayoría de los gobernadores, incluyendo algunos de los recién electos para establecer los métodos de aplicación en todo el país, como lo instruyó el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, dijo, lo más importante es la transparencia y la honestidad y sobre todo que no se perdone a nadie para que tenga efectividad la medida.
Mondragón y Kalb aseguró que en las visitas a los gobernadores, él mismo lleva los protocolos en los que se señalan los procedimientos, personal y herramientas necesarias para llevarlo a cabo con el fin de unificar los criterios y las penas que se aplicarían en cada caso.
Aunque es difícil señalar las cifras sobre las personas que han evitado accidentes al ser detenidas por el alcoholímetro, sí es posible medir la disminución de los accidentes en el Distrito Federal, que en 10 años han bajado entre 25 y 30 por ciento según informes de los cuerpos de emergencia e instituciones de salud.
Aun así el efecto más importante se ha conseguido en términos culturales, porque hoy en día prácticamente no hay persona que no considere el asunto del alcoholímetro antes de salir de fiesta el fin de semana, lo cual implica un profundo cambio cultural, puntualizó.