La mayoría de propuestas son pura ciencia ficción y no realizables al menos hasta 2029. Así por ejemplo, Infiniti maneja la idea de conectar al conductor con el vehículo a través de su sistema nervioso.
No va tan lejos la firma Peterbilt, que tiene el interior en forma de un lounge con asientos reclinables y posibilidades de entretenimiento, siguiendo así con la proyección del vehículo autónomo.
La competición no tiene en cuenta si estas visiones son técnicamente realizables. Lo que importa no son vehículos terminados, sino sólo bocetos sobre papel y su correspondiente historia.