El próximo gobierno ha anunciado la construcción de una refinería en Dos Bocas, Tabasco, con un costo de $160,000 millones de pesos (mdp), así como la reconfiguración y rehabilitación de las seis refinerías existentes con una inversión de $155,000 mdp.
La nueva refinería ya había sido contemplada en la prospectiva de la Secretaría de Energía (Sener) para entrar en operaciones en 2027, con una capacidad de 270,000 barriles diarios; la actual proyecta 30,000 más. Si bien el monto de la inversión se encuentra dentro de parámetros internacionales, su financiación, tiempo estimado para su operación y puesta en marcha, en tres años, lo convierte en un proyecto retador.
Además, la ubicación de la nueva refinería podría incrementar el riesgo en el transporte de gasolina al estar más lejos de los principales centros de consumo en el centro, norte u occidente del país. Al transportarse crudo solamente, no existe peligro de robo, debido a que es necesario refinarlo, por lo que la ubicación de la nueva refinería cercana a alguno de los principales centros de consumo sería deseable.
Fotogalería
Por otra parte, México sí cuenta con el petróleo que necesita el nuevo esquema, pero actualmente la mayoría se exporta. El año pasado, la plataforma de producción fue de 1.9 millones de barriles, y al Sistema Nacional de Refinación (SNR) se destinaron sólo 800,000 barriles.
Hoy en día, el SNR opera al 40 por ciento de su capacidad, pero haciéndolo al 85% podría procesar hasta 1.3 millones de barriles diarios. Sin embargo, esta alternativa implicaría renunciar a las divisas por la exportación del crudo que en la actualidad se comercializa y su contribución se cambiaría por aquella que se genere a través de recibir ingresos por venta de gasolina, deduciendo todos los costos y gastos de operación del proceso de refinación. Respecto al precio de la gasolina, este estaría bien en función del libre mercado más o menos el estímulo que hoy se aplica, o bien, en función de una nueva política de precios.
Así también, es necesario precisar que tres de las refinerías existentes ya están reconfiguradas (Madero, Tamaulipas, Cadereyta en Nuevo León y Minatitlán en Veracruz). La refinería de Tula está en proceso de reconfiguración desde diciembre de 2014, con un presupuesto inicial de 4,600 mdp.
Las refinerías pendientes de reconfigurar son Salina Cruz, en Oaxaca y Salamanca, en Guanajuato. Una reconfiguración consiste en añadir un segundo proceso de destilación a partir del subproducto del primer proceso de refinación, es decir, a partir del combustóleo, obtener gasolinas y productos de valor agregado, utilizando coquizadoras y generar como subproducto coque de petróleo (carbón). Al tipo de cambio actual (19.13 pesos por dólar), una reconfiguración en promedio costaría 88,000 mdp.
Anteriormente, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) era el principal cliente de combustóleo, pero ahora utiliza gas natural, que contamina menos. Sin las reconfiguraciones, elevar la producción de gasolinas implicará un aumento de la producción de combustóleo, el cual tendría que ser consumido por la CFE para la generación de electricidad, disminuyendo el consumo de gas natural, pero incrementando igualmente la huella de carbono.
Por: Rubén Cruz. KPMG